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‘Desescalar’ el conflicto

Al escribir esta columna todavía no había terminado el episodio macondiano del...

30 de noviembre de 2014 Por: Mauricio Cabrera Galvis

Al escribir esta columna todavía no había terminado el episodio macondiano del secuestro del imprudente general Alzate y sus acompañantes, pero es de esperar que pronto la guerrilla cumpla su palabra y los libere, a pesar de aquellos para quienes el secuestro del general fue una buena noticia y hubieran preferido un intento de rescate a la fuerza, así hubiera terminado en la muerte de los secuestrados.Porque lo triste que ha vuelto a mostrar este episodio es el nivel de degradación de este largo conflicto. De una parte esa guerrilla que continúa cometiendo crímenes no solo insensatos sino inútiles, y de otra esa oposición hirsuta que en sus trinos no puede disimular su complacencia con cualquier hecho que pueda acabar con el proceso de paz, así esté de por medio la vida de unas personas.Pero también este hecho ha mostrado los avances logrados desde que empezaron los diálogos en La Habana. Por supuesto lo mejor hubiera sido que la guerrilla no siguiera secuestrando, ni siquiera a militares con la excusa de que son prisioneros de guerra; pero ya que cometieron ese error, no se puede desconocer que es muy positivo que hayan aceptado liberarlos rápido y sin un largo proceso de negociación de contraprestaciones.Es muy positivo ante todo para los dos soldados ya liberados en Arauca y ojalá sea pronto para el general y sus acompañantes, que ya no enfrentan la dantesca perspectiva de años de cautiverio pudriéndose en la selva.También es positivo y esperanzador para el proceso de paz porque aclara dos interrogantes que se tenían sobre la posición de la guerrilla: primero, que si están interesados en continuar con el proceso y llegar a un acuerdo que ponga fin al conflicto, y segundo que aunque es inevitable que haya ruedas sueltas entre los numerosos frentes guerrilleros, todavía se mantiene una unidad de mando que es esencial para el postconflicto.La rápida liberación de los secuestrados es un claro ejemplo de lo que se debe hacer de ahora en adelante para continuar el proceso: ‘desescalar’ el conflicto. Desde el principio las dos partes aceptaron que la negociación se haría en medio del conflicto, es decir que de lado y lado continuaría el combate con muertos y víctimas; pero llega un momento en que se va acabando la paciencia y se quieren ver avances en la construcción de la paz.Después de la gran equivocación de Pastrana en el Caguán, no es posible ni conveniente un cese bilateral del fuego y es evidente que la guerrilla no va a proponer un cese unilateral indefinido (aunque hay que recordar que ha planteado y cumplido dos treguas unilaterales temporales), y que el Estado no puede imponer la capitulación y el sometimiento de la guerrilla. Por eso la alternativa viable es el desescalamiento del conflicto.En el diccionario no aparece la palabra ‘desescalamiento’, pero todos entendemos su significado: se trata de disminuir la intensidad de las acciones militares y las terroristas; de mitigar su impacto sobre la población civil, de reducir el número de víctimas; en una palabra, así suene a un contrasentido, se trata de humanizar el conflicto.Es fácil saber lo que puede hacer la guerrilla para desescalar el conflicto: sacar a los niños de la guerra, desminar los campos minados, no más atentados contra la infraestructura del país, y otras por el estilo. Más difícil es saber qué puede hacer el Gobierno, pero también hay que identificar acciones que permitan avanzar hacia la construcción de la anhelada paz.

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