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Y Dapa no se queda atrás

La pasada columna de Sirirí sobre la gastronomía en la carretera al mar provocó que los Dapeños pusieran el grito en el cielo, reclamando igualdad en las informaciones fogoneras y pidieron al pajarraco que hiciera alusión a los restaurantes por allá ubicados.

9 de marzo de 2020 Por: Mario Fernando Prado

La pasada columna de Sirirí sobre la gastronomía en la carretera al mar (en la que tuve una desafortunada omisión al no mencionar el restaurante Marisco Paella y Parrilla, ubicado en San Pablo en la casa que fuera de monseñor Uribe Urdaneta) provocó que los Dapeños pusieran el grito en el cielo, reclamando igualdad en las informaciones fogoneras y pidieron al pajarraco que hiciera alusión a los restaurantes por allá ubicados.

Así que le solicité a mi unidad investigative al mando de Chanlipó Arrechea para que hiciera -con su asistente Lupita Bienmesabe- un recorrido exhaustivo y aquí están los resultados:

En la parte plana, apenas empieza la carretera está La Pampa con sus asados y las truchas Pilar de Zangen que trae desde la laguna de La Cocha, frescas y sabrosas. Unos metros más arriba encontramos Donde Guty de Jorge Gutiérrez con sus chuletones de dinosaurio y sus paellas bien logradas, y no olvidemos, a la entrada de una de las parcelaciones, los jamones y embutidos del Suizo a los que les hacen viaje desde Cali.

Pasando el río en cuya orilla se preparan sancochos y frituras diversas y ya en la loma están Racamandapa complejo turístico y restaurante, el hotel El Molino, el hostal y restaurante de Guillermo Echeverri y el más antiguo comedero de la región el Rancho de Amaro, del sin tocayo Amaro Osorio, que lleva más de 35 años sirviendo reputadas viandas típicas y que goza de una clientela fiel.

Pero hay más: Eucaliptus de Segundito Campo, decano del buen comer, unas instalaciones magníficas que incluyen cabañas relajantes y desestresadoras y La Casona de la familia Jojoa que ofrece comida vernácula, que atendía las legendarias cabalgatas, desafortunadamente interrumpidas y que marcaron toda una época de los veraneantes de hace cuatro décadas.

Vienen después Dapa Aventura, también con un menú de comida típica de Gilma Arteaga y el refugio Corazones Verdes con comida ancestral de Perla Barba, ambos con una oferta deportiva. Por ahí cerca están Fogón de Palo, otro restaurante de comida típica de Beatriz Jojoa, La Pinera pizzería del líder cívico Alex Grun, Uno Catorce por los lados de Miravalle con una vista espectacular sobre el Valle, rematando con La Barra de Manolo que ha construido un gran entable en lo más alto del lugar, con viandas españolísimas y un ambiente maravilloso.

Finalmente y para dentro de dos meses Michel Delcourt, El de Parasoles Tropicales, inaugurará un súper restaurante llamado La Pampa Argentina en el lugar que funcionó el Pampero y el que amenaza con ofrecer las mejores carnes para paladares exigentes.

Como siempre, estoy seguro que involuntariamente me quedó alguno sin mencionar, pero lo cierto es que subir a Dapa es un memorable programa y arrimar a sus muchos paradores es una experiencia que vale la pena. No en vano se creó una asociación de restaurantes dapeños que busca entre otras cosas, promover el turismo por este bello corregimiento de Yumbo rodeado de naturaleza, aire puro, hospitalidad y riqueza ecológica.

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