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Policías chateadores

Advierto últimamente la presencia de muchos policías en actos públicos, en lugares de concentración de gente y en las carreteras y calles más congestionadas, lo cual está muy bien y ojalá se contara con más Fuerza Pública para garantizar la armonía, el respeto y la convivencia.

14 de agosto de 2017 Por: Mario Fernando Prado

Advierto últimamente la presencia de muchos policías en actos públicos, en lugares de concentración de gente y en las carreteras y calles más congestionadas, lo cual está muy bien y ojalá se contara con más Fuerza Pública para garantizar la armonía, el respeto y la convivencia.

Sin embargo, también estoy advirtiendo que gran parte de esa policía, lejos de estar ojo avizor, vigilando, controlando y haciendo su trabajo, se la pasa ‘chateando’ permanentemente totalmente distraídos en otros menesteres, al parecer muy interesantes porque no se desprenden de la bendita pantalla de sus celulares.

Nadie dice que no porten estos adminículos, que ya los usan tirios y troyanos y son de una gran ayuda, incluso para los agentes del orden, ni más faltaba. Pero de ahí a ver el espectáculo de unos ‘verdes’ pegados al ‘celu’ de manera por demás frenética, un momentico.

¿Qué labor pueden desarrollar si están embebidos quién sabe en qué cuento, divirtiéndose recibiendo y enviando mensajes? A más de ser una irresponsabilidad, hay una falta gravísima que están cometiendo al descuidar las funciones que les han sido confiadas, hasta llegar incluso a convertirse en cómplices de los delitos que se cometen en sus propias narices porque no me vengan con el cuento de que pueden hacer las dos cosas: chatear y vigilar al mismo tiempo. Mamola, como diría Gaitán.

La solución más tonta para evitar que esto siga sucediendo podría ser ponerle vigilancia a los vigilantes, lo cual se convertiría en una verdadera vergüenza para una institución que anda tan de capa caída, precisamente por la ineficiencia y la falta de compromiso de ese inmenso conglomerado al que el Estado le ha confiado la inmensa responsabilidad de velar por el orden público.

Otra sería prohibir el uso de celulares cuando estén de guardia con todo lo peligroso que ello significa y que, de presentarse una situación que amerite ser compartida para alertar o pedir refuerzos, no se podría atender y conjurar de manera rápida y efectiva.

Creo entonces que lo mejor es aplicarles fuertes sanciones a los chateadores y que si es el caso, sean los ciudadanos quienes les tomen fotos que sirvan de evidencia para reprenderlos en una actitud paradójica: los civiles controlando y denunciando a los policías, como quien dice, los pájaros tirándole a las escopetas.

No soy muy optimista frente a esas campañas de concientización con frasecitas motivadoras, aunque no estaría por demás ensayar, a ver si por las buenas, los policías dejan esa maldita costumbre de chatear supuestamente cuando nadie los ve, ignorantes de que las paredes tiene ojos y los montes oídos.

Empero, algo hay que hacer frente a este vicio que se volvió viral. Bien llevados que estamos en materia de seguridad para que los policías en plena prestación de sus servicios estén mariposeando viendo o enviando chats, cuando no recibiendo vídeos y chistes en un relajo que desdice de la institución y el trabajo que supuestamente deben adelantar.

Como lo mencionaba anteriormente, nuestra policía está en el ojo del huracán por todas las corrompisiñas que no dejan de descubrirse permanentemente, para tener que sumarle ahora otra falencia, esta vez ante los ojos de los ciudadanos.

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