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¿Paro o vidas?

Así las cosas, realizar un paro como el de mañana es un completo suicido. Aparte de que puede desencadenarse el vandalismo, la destrucción, los heridos y ojalá no los muertos, el contagio será el común denominador, imposible de evitarse y controlarse.

26 de abril de 2021 Por: Mario Fernando Prado

Nadie niega el derecho que tienen los ciudadanos de protestar. Pero, ¿es el momento de hacerlo habida cuenta la situación gravísima que estamos viviendo con el rebrote de la pandemia y con la ocupación de las UCI que ya está llegando al tope del 100%?

El pico está en su punto más alto y el confinamiento y el toque de queda no dan abasto para evitar que sigan los contagios. Ahí están las cifras y las alertas rojas. Ahí está el número creciente de muertos. Es una verdadera catástrofe, la peor que ha padecido nuestro país en toda su historia.

Por ello las medidas que se han tomado, urgentes y necesarias así se estén golpeando muchas actividades como el turismo y la gastronomía y terminen pagando justos por pecadores.

Así las cosas, realizar un paro como el de mañana es un completo suicido. Aparte de que puede desencadenarse el vandalismo, la destrucción, los heridos y ojalá no los muertos, el contagio será el común denominador, imposible de evitarse y controlarse.

Nadie que tenga el conocimiento de lo que es este virus mortal, estrenando nuevas cepas por estos días, sería tan estúpido de meterse en unas de estas manifestaciones arriesgando su vida y la de los suyos y poniendo en peligro a toda una comunidad.

Pero para los promotores de esta movilización lo anterior no importa. ¿Y por qué? Pues porque detrás está un objetivo político como es el de desestabilizar un gobierno, generar caos, enfrentar a la fuerza pública y poner una cuota de muertos para que trascienda su loco empeño.

Y lo peor vendrá después, cuando a los pocos días aparezcan los nuevos contagios y ya no haya camas en los hospitales y la gente comience a morirse en las calles en unos cuadros dantescos que pudieron evitarse, pero no: para la perversidad de los torcidos y su oportunismo social no hay conciencia alguna y por el contrario, están llamando a los desesperados, a los inconformes y a los que les pagan hasta con un tamal con la consigna de que es preferible morirse de protestar que de Covid-19.

Lo otro es el trasfondo de este paro y concretamente la reacción contra la reforma tributaria que se ignora si pasará o no porque hay demasiadas voces en el Congreso que están en desacuerdo con muchas de las propuestas incluso por parte de miembros de la bancada parlamentaria del partido de gobierno.

Sobre ello ya se pronunció el Presidente y expresó que hay que revisar y si es el caso suprimir varios artículos en respuesta a las observaciones de los gremios, líderes de opinión, los partidos de la oposición y la ‘vox populi vox dei’, entre otros contradictores.

Creo que con este paro estamos jugando con candela y el diablo está por ahí metido. Lo mejor sería que el paro fracasara por sustracción de materia y se reemplazara concertadamente con el gobierno por una mesa de diálogo o algo por el estilo.

De lo contrario, estaremos escribiendo un capítulo más de las crónicas de unas muertes anunciadas porque aquí la alternativa no es otra que el paro o la vida.

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