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Juan José Chaux

Chaux Mosquera fue un indiscutible ‘caucanólogo’ que conocía como pocos todos los municipios, corregimientos y veredas de su departamento

19 de julio de 2021 Por: Mario Fernando Prado

Falleció el pasado domingo a causa de una agresiva trombosis mesentérica, el payanés Juan José Chaux Mosquera, heredero de una destacada tradición política que le antecedió desde varias generaciones del siglo antepasado.

A sus escasos 63 años y luego de una fulgurante carrera que lo llevó desde muy joven a importantes dignidades como Director de la Corporación para la Recuperación y Desarrollo del Departamento del Cauca, Concejal de Popayán, Representante a la Cámara, Senador de la República en varias oportunidades, Gobernador de su Departamento y jefe liberal de esa región del país.

Retirado hace un tiempo de la vida pública activa por problemas de salud, no se alejó un instante del quehacer público, habida cuenta su convicción de servir a los demás convirtiéndose en un consultor y consejero de docenas de seguidores de todas las tendencias y clases sociales, que recurrían a él en busca de una orientación que siempre era acertada y que ejercía sin recibir a cambio nada más que un agradecido apretón de manos.

Chaux Mosquera fue un indiscutible ‘caucanólogo’ que conocía como pocos todos los municipios, corregimientos y veredas de su departamento en donde dejó siempre la impronta de una electrificación, una escuela, un puesto de salud, un plan de vivienda, una carretera y demás obras a las que les hacía seguimiento y luchaba porque cumplieran su objetivo.

En estos últimos tiempos, por su casa desfilaba una romería de coterráneos que le escuchaban con devoción y con fervor sin que -repito- pidiera votos o apoyos a caciques y gamonales. Su misión fue otra y a fe que logró cumplir con una macrovisión que ojalá tuvieran quienes se dedican o se han dedicado a la malagradecida tarea de la quehacer político.

Le preocupaba y le trasnochaba la situación de su terruño y desde su trinchera luchó por una sociedad más justa e incluyente sin importar el color de las banderas, pues fue servidor hasta de quienes no comulgaban con sus ideas de liberal de avanzada pero ante todo un demócrata integral.

Se supo ganar el respeto y la admiración de sus gentes, hoy huérfanas de quien supo entender a esos modestos campesinos que se baten entre dos fuegos, a los pequeños aparceros, a los medianos empresarios que generan empleo y progreso en medio de las vicisitudes más adversas, pero sobre todo de sus conciudadanos que hoy añoran su presencia.

Pero la saga no termina con él; su único hijo varón Francisco Chaux Donado, hoy viceministro de Justicia, quien ha tomado la posta de este gran señor, que dicho sea de paso fue mi amigo en las buenas y en las malas. Ahí estuvo siempre y ahí estará por siempre. A su esposa Mónica Donado, a su hija María Alejandra y a sus hermanos, un abrazo solidario.

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PD: Ojalá Cali le demuestre hoy al mundo que es un territorio de paz en donde se respetan las opiniones de los demás y en donde es posible que convivamos quienes tenemos formas de pensar distintas. Así y solo así es posible convivir. Volvamos a dar ejemplo de tolerancia.

Es posible marchar y protestar sin agredir de palabra y obra a quienes no comulgan con nuestros pareceres y sin que la violencia y el vandalismo enloden y manchen una fiesta patria que rememora nuestra independencia.

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