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El periódico flaco

Estoy matado, como dicen las señoras, con el periódico flaco. Es decir, sin tantas páginas. Me parece más condensado, más fácil de leer, más manualito y más agradable.

28 de septiembre de 2020 Por: Mario Fernando Prado

Estoy matado, como dicen las señoras, con el periódico flaco. Es decir, sin tantas páginas. Me parece más condensado, más fácil de leer, más manualito y más agradable.

Un periódico gordo es un encarte completo. Un reto. Un dolor de cabeza. Uno no sabe ni por dónde empezar y termina es ojeándolo y viendo a lo sumo uno que otro titular sin detenerse en ninguna página.

Me sucedió el pasado domingo cuando recibí un periódico de Bogotá y su solo peso me desanimó -y aquí entre nos, me aburrió-.Traía tantas noticias, tantos comentarios, tantas crónicas, tantos informes y tantos reportajes, que la verdad me entró una especie de angustia editorial solo de pensar en la eternidad que me habría demorado en deglutir su contenido, huelga decir que interesantísimo, pero como sucede con los famosos buffets de los Mediterranees, hay tanta y tanta comida que uno termina probando todo sin saborear nada.

Además, los tiempos cambiaron. Antes uno se leía el o los periódicos de provincia y alguno que otro de la capital, una que otra revista y pare de contar. Eran las épocas en que un editorial le movía la silla a un presidente y una caricatura tumbaba a un ministro.

Ahora es tal la cantidad de periódicos y periodiquillos, de revistas y revisticas que no hay tiempo para leer, lo que se dice leer, ni uno solo. Y si a lo anterior le sumamos la proliferación de noticieros, telenoticieros y programas de opinión, amén de las informaciones que nos llegan por cable de otros países y de repeso las noticias, ciertas o falsas, que a cada instante nos invaden las redes sociales, terminamos haciendo nada.

Y es que muchas veces las noticias que nos trae la prensa ya las hemos conocido al momento de presentarse los acontecimientos, además en vivo y en directo, cayendo en la trampa de que se trate de las malsanas fake news, que han producido que se confíe más en los medios impresos para conocer las cosas que suceden de manera cierta y objetiva.

El punto es que ante tanto bombardeo noticioso, qué mejor que saborear ese periódico flaco, regiamente bien escrito, que contiene lo esencial y en donde no hay espacio para rellenos ni intrascendencias sino, pan-pan, vino-vino.

Mi humilde opinión es que el periódico ideal es aquel que puede leerse de cabo a rabo, en menos de 30 minutos, incluyendo los clasificados, los hace 50 y 30 años y hasta los editorialistas que hablan de sus innumerables viajes, de sus hazañas sexuales, de sus odios políticos y de lo llevados que estamos.

Sí al periódico flaco y si lo van a engordar gracias al Dios pauta, que sea con infundia y verraquera.

***

Posdata:
Cali y en especial el Oeste se oponen al traslado de la estatua de archiconocido Mirador de Belalcázar. Bueno o malo, de no haber sido por su fundador no estaríamos viviendo en la capital de la salsa, el demonio y la carne.
¡A Sebastián se le deja quieto! ¿Qué tal a esta hora y en estos momentos removiendo una estatua para cambiarla por otra, seguramente peor? ¿No dizque estamos xqvwz y con el agua lejos?

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