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El Parque del Acueducto

Se trata de recuperar los espacios urbanos otrora en manos de la manigua, la delincuencia y las tinieblas, en donde se daban toda suerte de excesos gracias a la drogadicción y otras yerbas.

15 de julio de 2019 Por: Vicky Perea García

El despertar de mi ya lejana adolescencia fue en ese lugar idílico en el que hice ver a Dios a una ingenua jovencita tan inexperta como yo en el tema que sabemos. De ahí el cariño y la gratitud por sus rincones que recorrí más de mil veces además porque colindaba con la casona de mi familia, que dicho sea de paso se resiste a caer, dedicándole la canción “se van, se van, las casas viejas queridas, se van, se van, han terminado sus vidas”.

Infortunadamente, el Parque del Acueducto ha venido sufriendo un deterioro que no corresponde a ese pulmón verde único en Cali, con una arborización espléndida y unos parajes en los que impera un ambiente y un microclima especial en medio del mundanal rugido de una ciudad hinchada y atolondrada por un falso progreso.

El hecho es que hace unos meses comencé a ver una tímida intervención en las zonas verdes aledañas a la Estatua de Belalcázar. Ante ello protesté airadamente, vociferé como es mi costumbre y condené la improvisación de la Administración Municipal, sin conocer la envergadura -fea palabra- de lo que se venía pierna arriba -como para que rime-

Y fue la arquitecta Ximena Zamorano, compañera de viejas lides, quien me enseñó el proyecto que se está desarrollando sin la celeridad que se quisiera -pero así son las obras públicas- en todo este sector de San Antonio, San Cayetano, Circunvalación y Arboledas.

Se trata de recuperar los espacios urbanos otrora en manos de la manigua, la delincuencia y las tinieblas, en donde se daban toda suerte de excesos gracias a la drogadicción y otras yerbas. Zonas verdes, prados floridos, árboles, fuentes, senderos, juego infantiles, andenes, iluminación, espacios para el solaz, muros de contención, gradas que unen a la Avenida Belalcázar con San Antonio, enlucimiento del Acueducto -que es una verdadera joya- y docenas de detalles más, incluyen las obras que le cambiarán la cara a un lugar emblemático de nuestra ciudad.

No sé qué sucederá con las ‘chocleras’, si se les dejará ahí, se erradicarán o se les hará una bahía como hemos propuesto con Miky Calero en repetidas ocasiones y que son herencia de las navidades bailables del Santo Varón Hurtado Gálviz que aportó su granote de arena para el relajamiento del parque, en nombre de la Novena del niño Jesús.

De manera silenciosa, nuestra primera dama del municipio -nombre horroroso- se ha empeñado en este proyecto que le subirá los puntos a Cali, máxime ahora en que fue designada ‘Ciudad Destino Cultural de Suramérica 2019’ por los World Travel Awards, ganándole a Medellín, Bogotá, Quito, Santiago de Chile y Montevideo y en donde esperamos un crecimiento turístico internacional del 20% con relación al año pasado.

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PD1: Y a propósito, propongo que Juan Sebastián Cabal y Robert Farah sean la imagen de la ciudad de Cali.

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PD2: Dos renuncias se produjeron ayer: la del presidente de Asocaña, Juan Carlos Mira, quien va de vicepresidente de Relaciones Corporativas de la Organización Ardila Lulle, y la del secretario de Seguridad y Convivencia, Andrés Villamizar, aunque esta última no la quiere aceptar el alcalde Armitage. Noticia en desarrollo.

AHORA EN Mario Fernando Prado