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El Invías nos está tumbando

La concesión de la Malla Vial del Valle que administraban los Solarte, prósperos ingenieros pastusos hoy caídos en desgracia, se venció hace ya varios meses.

20 de enero de 2020 Por: Mario Fernando Prado

La concesión de la Malla Vial del Valle que administraban los Solarte, prósperos ingenieros pastusos hoy caídos en desgracia, se venció hace ya varios meses, años quizás y no se ha escogido un nuevo concesionario por esas cosas del estado que es veloz para unas cosas y una tortuga para otras. Este último está sucediendo en nuestro departamento.

Mientras tanto, el flamante Instituto Nacional de Vías, Invías, se ha hecho el ‘orejimocho’ con el tema porque la platica de los peajes, catorce en total, ya no va para la reparación y mantenimiento de nuestras carreteras, como debería ser y como fue en un pasado cercano, sino que entra a las arcas de esta entidad que las repartirá a su antojo.

Allí se manipulan esas millonadas -$300 mil millones o más al año- y las distribuyen como le da la gana, repartiña que termina en cualquier carretera terciaria de la Guajira o Caquetá cumpliendo órdenes de cualquier cacique político que chantajea vulgarmente al gobierno como retribución a los corruptos votos que le puso en las elecciones.

Y así, nuestros dineros se van diluyendo en haches y en jotas, y al final, nos envían, cual limosnas, el ripio, el sobrante, lo que quedó para que con esos centavos se repare y mantenga nuestra malla vial.

Y ya los resultados de esta canallada se están viendo: hay tramos que se están agrietando peligrosamente en las vías principales, hay carreteras secundarias ‘cuarteadas’, las bermas están desapareciendo por la influencia de la madre natura, la maleza está llegando a extremos inadmisibles en cualquiera otra parte del mundo y de nuestro país.

En fin, el estado de abandono es total y reparar lo que se está deshaciendo va a costar el doble de lo que se hubiera pagado oportunamente. Ni es sino recorrer nuestras otrora carreteras que eran un lujo, un ejemplo nacional y un orgullo vallecaucano para saber que este pajarraco ni está exagerando ni está mintiendo.

Pero como “todo nos llega tarde, hasta la muerte”, no hay solución mediática ante esta injusticia. Tan solo palabras, promesas y titulares de prensa anunciando que ya casi se va a solucionar este estropicio y nos dan abrazos y palmaditas en la espalda con fotos incluidas en las que sacan pecho los burócratas bogotanos y los pendejuanos vallunos que se dejan engrupir una y otra vez.

Mientras tanto, las autopistas costeñas y antioqueñas van viento en popa y son de mostrar, mientras que nuestra malla vial es de esconder. Qué tristeza que nuestro Valle del Cauca esté siendo vapuleado de esta manera y que se burlen tan impunemente de nuestros dirigentes.

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Posdata.
Excelente el documental sobre Frank Sinatra en Netflix. Le queda a uno faltando escuchar ‘La Voz’. Con tantas películas de violencia y crímenes, producciones como esta nos reconcilian con el talento.

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