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De la coca a la Nasa

Así nos duela, la imagen coquera que lastimosamente arrastramos, no hemos sido capaces de superar y menos de desvirtuar

22 de febrero de 2021 Por: Vicky Perea García

Lo que en un principio me causó indignación y rechazo, y me provocó ahorcar a la periodista italiana que intitulo así una crónica sobre la colombiana y más aún caleña que lideró el grupo de científicos que fueron capaces de lograr el amarizaje del Rover Perseverance sobre el planeta Marte, me ha llevado luego a una muy seria reflexión.

Sin duda, a la colega se le fueron las luces y no midió la trascendencia que iba a tener su titular cuyo contenido fue redactado con lujo de detalles y ponderando además las cualidades profesionales y personales de la caleña Diana Trujillo.

Lo que pasa es que, así nos duela, la imagen coquera que lastimosamente arrastramos, no hemos sido capaces de superar y menos de desvirtuar. Es decir, nos quedamos con el pecado y sin el género y seguiremos cargando esa cruz, por culpa de nosotros mismos.

No sé si se esté preparando una nota de protesta por parte de la Cancillería contra el Periódico donde escribe la italiana de cuyo nombre no quiero acordarme y eso es lo que debe hacerse en esos casos.

Sin embargo, esa famita nos la merecemos. El cuento de los dos mares, las tres cordilleras, el café, la exuberancia, las orquídeas y todo lo que le quieran poner valen huevo frente a las series de Pablo Escobar y demás narcos que inundan y siguen inundando las Netflix, los Prime Videos, los Directv y nuestros propios canales de Tv, muchos de los cuáles exportan sus series a otros países sin el menor recato y sentido patrio.

Y eso es desafortunadamente lo único que se sabe de este país. Me tocó vivirlo personalmente no hace más de cuatro años en París cuando en un restaurante de no sé cuántos tenedores, el maitre cuando supo que éramos colombianos, lo único que atinó a decir fue “la tierra de Pablo Escobar”. Sobra decir que de inmediato nos fuimos de ese lugar, previa explicación y vaciada de rigor.

Así que somos víctimas de nuestro propio invento y la periodista de marras no se equivocó del todo porque, insisto, eso somos. No en vano, la mayoría de la marihuana y cerca del 80% de la cocaína que se consume en el mundo proviene de nuestras tierras.

Siendo así las cosas, estamos pasados de no seguir abriéndonos de piernas cuando llegan los productores a hacer otra película más sobre el mismo tema -mea culpa-, y debemos ponerle toda suerte de trabas para dificultar sus grabaciones y hasta prohibirlas si es el caso y diseñar en cambio una gran campaña para esas mismas redes que muestren no la otra cara sino la verdadera cara de nuestro país que harto tiene que mostrar.

De lo contrario, esfuerzos y sus logros como los de Diana Trujillo, se seguirán empañando con alusiones mortificantes que sin embargo no lograrán desprestigiarnos más de lo que estamos.

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Posdata: Mientras llegan las vacunas contra el covid, ¿por qué no nos hacemos inyectar unas buenas dosis contra peste de rabia para que le bajemos a la agresividad y el emputamiento?

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