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Acuerdo por Colombia

Los resultados de la primera vuelta nos tienen que llevar a una profunda reflexión en torno al futuro de nuestra patria.

28 de mayo de 2018 Por: Mario Fernando Prado

Los resultados de la primera vuelta nos tienen que llevar a una profunda reflexión en torno al futuro de nuestra patria.

Por una parte está la propuesta petrista que pretende imponer a como dé lugar -o a punta de engaños o por las malas- el llamado socialismo del Siglo XXI que ha resultado un fracaso en países como Cuba y Venezuela, para no citar sino dos casos y en los cuales solo ha traído hambre, destrucción y muerte.

Y por otro lado está el programa de gobierno de Iván Duque que plantea soluciones y propuestas lógicas, viables y entradas en razón.

Es mentira lo que se afirma en algunos círculos que esta segunda vuelta será una confrontación entre la izquierda y la derecha. Duque encarna una posición de centro muy distante de los extremos derechistas de algunos pocos amigos de su bien llamado partido Centro Democrático.

Además, basta con escucharlo y con leer su programa de gobierno para entender su filosofía que dista mucho de lo que quieren endilgarle.
Y así el amplio margen que le sacó al candidato Petro, le sería suficiente para ganar en la segunda vuelta por cuanto las preferencias de los electores le podrían ser favorables, se requiere de un acuerdo nacional con los otros excandidatos Fajardo, Vargas y De la Calle cuyas huestes estarían cobijadas por las propuestas de Duque que de ninguna manera son sectarias ni mucho menos marionetizadas, como también se afirma en algunos círculos proselitistas.

Creo que entre Duque y Fajardo existen más coincidencias que diferencias y lo propio sucede con Vargas Lleras e incluso con Humberto de La Calle, este último representante de un partido que se ha caracterizado por su pensamiento democrático.

De esta manera se conformará este gran pacto para aglutinar a quienes irán a sufragar libremente por un candidato íntegro, incluyente y con una juventud que le permite mirar más para adelante, exento de odios y revanchismos.

Lo que se va a decidir el próximo 17 de junio no es solamente la elección de un presidente, sino también un estilo político, que de ser el equivocado, nos llevará a una venezolanización como la de nuestro vecino, que estamos viendo y hasta padeciendo los colombianos.
El llamado pues es a una unión que traerá consigo la reconciliación política y espiritual y el agrupamiento en procura de un horizonte común.

Hace muchos años este pajarraco acuñó la frase “nos unimos o nos hundimos”, que cobra vigencia en momentos como este cuando debemos deponer las armas de una belicosa batalla que no ganaremos si no le apostamos a un futuro de unión y fraternidad.

***

P.D.: No más odios ni más violencias verbales. Bajémosle el tono a la agresividad sobre todo en las redes sociales que se han convertido en una letrina de la peor calaña. ¿Cómo podemos estar hablando de paz y de vida, si nosotros mismos nos estamos matando con estos provocadores actos de guerra?

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