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Abortó la Mulaló - Loboguerrero

Esta es una de esas noticias que se van filtrando como por los laditos y terminan diluyéndose y perdiéndose entre las de más envergadura.

1 de junio de 2020 Por: Mario Fernando Prado

Esta es una de esas noticias que se van filtrando como por los laditos y terminan diluyéndose y perdiéndose entre las de más envergadura. Que sí. Que no. Que parece que sí. Que eso andan diciendo. Que como que tal vez. Que hay que esperar a ver. En fin una maraña de cuentos que van y vienen y que terminan cansando a la opinión pública que finalmente no le para más bolas al tema.

Eso es lo que está sucediendo con la carretera Mulaló-Loboguerrero, la misma que lleva más de 20 años de gestación. La que ha pasado por más de cuatro presidentes de la República y otros tantos y más ministros de transporte y ni hablar de una docena de gobernadores del mal llamado país vallecaucano.

Todos han jurado sobre biblias y mármoles que iniciarán la obra y no pocos han garantizado su culminación en medio de toda una parafernalia de noticias mentirosas que han engañado a un departamento, a un puerto, a unos transportadores y a los chiflamicas que han aplaudido la realización de una obra que nació muerta.

Y es que no sé de qué otra manera puede considerarse este consuetudinario ‘sí pero no’ que mencionamos al inicio de esta columna. Y es que todos caímos en la mentira sin saber que nos estaban haciendo pistola con los dedos de los pies, hasta que por fin se destapó la olla y la verdad monda y lironda, es que esa carretera no va.

Hay varias disculpas para justificar la no ejecución: una, que algunas personas residentes en Pavas sostienen que el trazado de esa vía atenta contra el medio ambiente y se han valido de la CVC y de otras entidades que expiden las licencias ambientales para malograr su desarrollo, enarbolando los ambientalistas sus banderas de defensores de la naturaleza.

Otra: que el concesionario de la vía ‘está mamado’ de perder plata -y harta- y ya no soporta más esta situación que cada día que pasa se torna en un barril sin fondo o en un pantalón con los bolsillos rotos.

Y otra más: que papá Gobierno no tiene con qué, existiendo otras prioridades que debe atender, como por ejemplo la profundización del acceso al puerto de Buenaventura para que puedan entrar barcos de gran calado y no se vaya a pique la operación de ese puerto amenazado a muerte por uno nuevo que construyeron en Guayaquil y que se está llevando toda la carga para allá.

Total pues, esta es la mejor oportunidad para bajarse del bus y decirle al Valle “les quitamos una cosa pero les vamos a dar otra mucho más necesaria y rentable” y, cuento acabado.

Me imagino la millonada que el Estado deberá pagarle a quien se ganó la licitación y ha botado un dineral en las acciones y actividades previas y la frustración de quienes promovieron el proyecto, entre ellos don Alberto Anzola Jiménez que batalló y lo sigue haciendo, por esta nueva ilusión fallida de un departamento que ni suena ni truena y en el que todos sus sueños se convierten en vergonzosas pesadillas.

Paz en la tumba de la vía Mulaló-Buenaventura y que mi Dios le conceda el descanso eterno.

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