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A votar sin odio

No estoy de acuerdo, no puedo estarlo, con quienes andan destilando veneno en contra de aquellos candidatos que no son de su preferencia, con el ánimo de ponderar a aquel que despierta sus simpatías.

21 de mayo de 2018 Por: Mario Fernando Prado

No estoy de acuerdo, no puedo estarlo, con quienes andan destilando veneno en contra de aquellos candidatos que no son de su preferencia, con el ánimo de ponderar a aquel que despierta sus simpatías.

La política del insulto y los agravios es lo que ha ido polarizando a este país que se debate entre una democracia -con todas sus falencias- y un régimen auspiciado por la dictadura venezolana.

Jamás sufragaría por Petro o alguien parecido, pero tampoco me voy a ensañar contra quien tiene todo el derecho constitucional de aspirar a nuestra primera magistratura. Baste recordar que “por sus obras los conoceréis” y por lo que hizo en Bogotá y con la amenaza de que si no gana se va a la calle porque le van a robar las elecciones, está todo dicho.

Empero, los otros candidatos tienen los méritos suficientes para ganar el favor de los electores. De la Calle por ejemplo, es un político curtido que le ha tocado bailar con la más fea y representa al partido liberal. Ha hecho una campaña limpia y es persona de bien.

A su turno Sergio Fajardo, con quien he tenido cercanía, es una opción válida y representa el sector educativo por el cual clama y al que ojalá le copie la juventud y otros sectores de la comunidad.

Por otra parte, Vargas Lleras tiene experiencia y un indiscutible conocimiento del Estado y del tejemaneje de la cosa pública. Además, se conoce el país de pe-a-pa y tiene un completo programa de gobierno serio y factible y un candidato a la vicepresidencia de los más altos quilates.

Finalmente, Iván Duque es una auténtica revelación política. Dotado de un innegable carisma, le ha impreso a la contienda la juventud que hoy está triunfando en el mundo entero. A su buen juicio y ponderación, se le suma una importante experiencia internacional y parlamentaria. Cuenta también con un completo programa de gobierno, carece de odios y prevenciones y fue el as bajo la manga del expresidente Uribe, que no obstante debió competir con otros precandidatos del Centro Democrático a quienes derrotó la opinión pública en franca lid.

Por razón del ejercicio periodístico, he seguido de cerca su candidatura y su merecido ascenso en las encuestas y jamás le he advertido opiniones desobligantes ni camorreras, sin que ello signifique falta de carácter, debilidad o posiciones acomodaticias para quedar bien con el uno y con el otro.

¿Que es o va a ser un títere de Uribe? Pues ni al uno, ni al otro, les interesan tales posturas. Y Duque lo dijo claramente "El presidente voy a ser yo y el expresidente Uribe es y será la cabeza del Centro Democrático”.

Aparte de rencillas y prevenciones, creo que el voto más útil en las elecciónes del domingo será el que depositemos por Iván Duque y Martha Lucía Ramírez, una coequipera mujer, diáfana y de esas que saben dónde ponen las garzas.

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