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¡Presencialidad ya!

A lo largo y ancho del país los sindicatos de maestros, aprovecharon la situación para hacer reclamos históricos y otros nuevos asociados a la pandemia

3 de agosto de 2021 Por: María Isabel Ulloa

La historia de la presencialidad de los colegios públicos ha tenido un desenlace realmente catastrófico para los niños quienes al parecer, no han ocupado el lugar protagónico del relato.

La decisión tomada durante la primera etapa de la pandemia, cuando los niños se consideraban vectores del virus, fue entendible. Cerrar los colegios en su momento fue una medida razonable, con base en la poca información disponible en el momento, para prevenir el contagio de estudiantes, profesores, familiares y cuidadores. Sin embargo, cuando se fue adquiriendo conocimiento sobre el comportamiento del coronavirus, se comprobó que esto no era así y además, se fueron evidenciando profundos efectos adversos tanto para los niños, como para sus familias al permanecer en el aislamiento y sin educación presencial.
Definitivamente, no se entiende cómo los colegios no volvieron abrir inmediatamente. No hacerlo fue una decisión cuestionable y reprochable.

A lo largo y ancho del país los sindicatos de maestros, aprovecharon la situación para hacer reclamos históricos y otros nuevos asociados a la pandemia. Nadie puede negar que los docentes no podían retomar sus labores sin unas condiciones mínimas que aseguraran su bioseguridad.
Sin embargo, dichos mínimos ya existen y los reclamos estructurales no se pueden mezclar con los coyunturales que ya han sido solventados.
Resolver en cuestión de meses todos los problemas de fondo del sistema educativo resulta impensable, así como no tiene presentación poner ello como una condición para el retorno de los docentes a sus funciones.

El derecho de los niños a tener educación, ser cuidados y atendidos debió y debe ser el centro de la discusión y la toma de decisiones.
Deberíamos estar todos pensando en cómo superamos los retos de nuestro sistema educativo, incluyendo los que impuso la pandemia, y trabajar por resolverlos juntos.

Es sorprendente que, en medio de una situación tan compleja, los sindicatos de maestros estén interponiendo tutelas para evitar el regreso presencial a las clases. Lo que es más increíble aún, es que todos o la gran mayoría de ellos ya están vacunados contra el Covid-19 y que realmente ya no hay una razón convincente para posponer el retorno a las aulas.

Los efectos reales que tendrán en los niños los meses anteriores sin actividad presencial en los colegios, sólo la veremos con el tiempo. Basta con recorrer los barrios de Cali, hablar directamente con los ciudadanos para escuchar historias de madres, que por ejemplo, en el barrio Mariano Ramos cuentan cómo los niños de la zona han pasado los días solos, encerrados en sus casas, o en las calles sin los cuidados o la alimentación adecuada porque sus madres o padres debían salir a trabajar.

Cuando los líderes políticos, empresariales y sociales decimos que la educación es lo más importante, debemos pasar del dicho al hecho.
Hacer un frente común para que los colegios públicos vuelvan a la presencialidad debe ser una misión de todos. Por esto, debemos rodear y apoyar con decisión a todo aquel que dé pasos en ese sentido. Por ejemplo, en Palmira tanto su alcalde como su secretaria de educación se la han jugado por el regreso de los niños a los colegios y llevan varios días defendiéndose de los sindicatos que sólo piensan en sus intereses y no en los de los niños.

No seamos espectadores de esto. Como sociedad debemos alzar la voz y exigirlo con contundencia, por nuestros niños y nuestras familias:
¡Presencialidad ya!

* Directora ejecutiva de ProPacífico
Sigue en Twitter @MariaIUlloa