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El cuidado y las mujeres

Una educación que prevenga situaciones como el embarazo adolescente, recordando que está comprobado que aplazar el tiempo en el que las mujeres tienen su primer hijo, tiene efectos positivos en su empleabilidad y posibilidades de estudio.

1 de febrero de 2022 Por: María Isabel Ulloa

Uno de los mayores efectos de la pandemia fue la disminución del empleo, especialmente el de las mujeres. La brecha laboral entre géneros llegó a su punto más alto en el trimestre móvil de enero a marzo de 2021, cuando el desempleo de los hombres en Cali era de 14,2% y el de las mujeres 23,8%, casi 10 puntos porcentuales de diferencia. La virtualidad en la educación de los niños y la alta demanda de cuidado en sus hogares, fueron unas de las razones principales por las cuales muchas mujeres dejaron de trabajar.

Si bien la reactivación avanza, la diferencia entre hombres y mujeres no marcha al mismo ritmo. En días recientes conocimos los resultados de la encuesta de percepción ciudadana de Cali Como Vamos y sus resultados generales no dicen nada diferente a lo que ya sabemos: las mujeres sintieron efectos más fuertes en el empleo, tienen una mayor insatisfacción con su situación laboral y les cuesta más retomar la búsqueda de trabajo. El estudio nos mostró, además, una ciudadanía inconforme y que se siente muy insegura: para tener una idea, el 69,6% de las personas encuestadas expresaron sentir que las cosas en Cali van por mal camino.

Sin embargo, estos datos nos muestran una problemática que va más allá del tema laboral y suma otros asuntos que nos recuerdan cómo viven buena parte de las mujeres en nuestra ciudad. Por señalar algunas diferencias, mientras el 46,3% de los hombres encuestados dice estar satisfecho con su situación laboral, este porcentaje en mujeres solo llega al 39,5%; la satisfacción de los hombres con la educación de personas entre 5 y 17 años es de 62,8% para hombres y de 56,4% para mujeres; además, hay una mayor percepción de inseguridad en la ciudad por parte de las mujeres (85,1%) que de los hombres (79%); y la diferencia más grande: la satisfacción en el medio de transporte que se utiliza, que para los hombres llega al 55%, pero en mujeres es del 29,1%. Estos números nos muestran que es realmente muy retador, diciéndolo de la manera más positiva, ser mujer en Cali.

Las niñas, no importa su estrato, deben crecer creyendo que pueden alcanzar sus sueños personales y profesionales, que su futuro y valor existe independiente de su capacidad para procrear. Esto lo logramos con mejor educación para niños y niñas, que inculque la responsabilidad compartida por las labores relacionadas con el cuidado del hogar y la familia. Una educación que prevenga situaciones como el embarazo adolescente, recordando que está comprobado que aplazar el tiempo en el que las mujeres tienen su primer hijo, tiene efectos positivos en su empleabilidad y posibilidades de estudio.

La realidad de las mujeres no puede mejorar si no avanzamos en la discusión incómoda sobre el paradigma actual del cuidado, que pone en nosotras y casi de manera exclusiva, las labores requeridas para el mantenimiento del hogar y la familia.

Temas como la licencia de paternidad/maternidad compartida, el abandono físico, económico o el nulo o mínimo involucramiento en la crianza de los hijos por parte de muchos hombres, la sobrecarga en las labores de cuidado siempre más costosas para las mujeres, son obstáculos para la igualdad. Esto aplica también para mujeres que tienen una vida profesional exitosa y en condiciones de privilegio, porque muchas de ellas son quienes asumen el costo emocional, físico y económico de tratar de mantener el balance entre el cuidado de sus seres queridos y el de sus carreras profesionales.

Tenemos que avanzar en el diálogo en torno a estos temas, sin romanticismos ni pasiones. Este es un tema trascendental para el desarrollo de nuestra ciudad y el país. Solo una educación que cambie los paradigmas de lo que es ‘normal’, cambiará definitivamente el futuro de las niñas (y de los niños también).

*Directora Ejecutiva de ProPacífico
Sigue en Twitter @MariaIUlloa