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Tarjeta roja para Ospina

Así las cosas, por primera vez, en casi veinte años, una vez concluya la alcaldía Jorge Iván Ospina, dejando una ciudad herida, golpeada y polarizada, a los hermanos Ospina les espera el tránsito del desierto.

16 de diciembre de 2021 Por: María Elvira Bonilla

Las listas al Congreso que presentaron la proliferación de partidos y coaliciones, un verdadero sancocho que muestra la confusión política y la falta de rumbo claro que atraviesa Colombia, expresa muchas cosas, pero voy a detenerme solo en una: el caso Jorge Iván Ospina y la tarjeta roja que le sacaron.

Los dirigentes políticos, a través de los partidos le pasaron una factura que él tiene que saber leer. La cara visible de su grupo donde priman los lazos familiares -parientes y exesposas colocadas en el municipio-, es su hermano Mauricio, con quien siempre ha hecho política empalmando los distintos ciclos de poder para permanecer vigentes, con acceso a decisiones y contratación -como funciona la política en Colombia- e ir construyendo un movimiento a largo plazo en Cali.

Aunque desde la sombra y sin dar la cara, es de público conocimiento la influencia de Mauricio Ospina en las decisiones de fondo, en la contratación, en el manejo del Concejo y hasta en las maniobras para intentar mantener a flote a su hermano alcalde en la profunda crisis del estallido social. Está protegido en un contrato de asesoría que le dio la gobernadora Clara Luz Roldán, como parte del acuerdo electoral del 2019, pero éste nunca aparece y trata de influir solo dejando la huella inane del rumor. En la división de roles, el Alcalde aplica el dicho aquel, de que la mano derecha no se entera de lo que hace la izquierda, con lo cual siempre puede evadir responsabilidad frente a las actuaciones de su hermano y hasta ahora creía que nada lo contaminaría. Con su elocuencia oral se sentía capaz de seguir navegando las turbulentas aguas de la opinión pública que lo sigue castigando.

La fórmula de los hermanos les había funcionado hasta ahora, ayudándose mutuamente para acumular poder. La campaña del 2008 que llevó a Jorge Iván Ospina a la alcaldía fue gerenciada por Mauricio, con el tercero de los hermanos, Diego, también presente. Haber conseguido la Alcaldía de Cali fue la palanca con la que Mauricio llegó al Senado por el Polo Democrático en el 2010. Y allí se quedó moviendo hilos y relaciones desde el escenario nacional pero con Cali entre ojos. La curul la heredó su hermano alcalde pero decidieron hacer una transición hacia el Partido Verde, colocándose bien; Jorge Iván llegó incluso a presidir el partido y Mauricio entrar a la Dirección Nacional. Pero ni siquiera ese antecedente pesó lo suficiente para equilibrar la mala hora.

Las cosas han cambiado y Ospina con el sol a las espaldas empieza a tener que soportar las repercusiones de un manejo non-sancto del poder que han trascendido el escenario local y le pasaron la cuenta de cobro política. Los Verdes no aceptaron a Mauricio en las listas de la Coalición de la Esperanza, como tampoco sirvió la simpatía, que no ha disimulado, por Gustavo Petro quien le cerró las puertas del Pacto Histórico a donde Mauricio Ospina consideró aterrizar. Petro se desmarcó, incluso desde el famoso almuerzo en Platillos Voladores y dejó públicamente claro que no entraría en pactos políticos en Cali con el alcalde y su círculo.

Así las cosas, por primera vez, en casi veinte años, una vez concluya la alcaldía Jorge Iván Ospina, dejando una ciudad herida, golpeada y polarizada, a los hermanos Ospina les espera el tránsito del desierto.
Recuperarse no será fácil.