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Sin líderes

Cuánto hubiéramos querido que el debate presidencial hubiera suscitado un debate de fondo sobre la sociedad que debemos construir hacia adelante,

24 de mayo de 2018 Por: María Elvira Bonilla

Cuánto hubiéramos querido que el debate presidencial hubiera suscitado un debate de fondo sobre la sociedad que debemos construir hacia adelante, alejada de tanto enunciado programático y debate televisivo pivotando sobre temas recurrentes y circunstanciales en los que las diferencias son más de tono que los planteamientos. Han sido unos debates muy a la colombiana de hagámonos pasito aunque cada quien tenga el cuchillo para la puñalada trapera bien guardado.

Cuánto me hubiera gustado estar frente a candidatos presidenciales inspiradores, inquietos por la suerte del país; por el futuro y no por la inmediatez coyuntural, capaces de dar alguna luz de cara al escenario de desesperanza en que estamos atrapados. Verdaderos líderes movilizadores de propósitos comunes o alrededor de sueños o incluso de acuerdos sobre lo fundamental. Aquellos que unen y no dividen, sin cálculos electoreros sin altoparlantes injuriosos lejos de las tribunas del odio y el resentimiento.

Cuánta falta hace un personaje como el papa Francisco que con humildad, carisma y autoridad moral (la de quien no tiene nada que esconder, tan ausente en estos tiempos) dé claridad y llame a la reflexión antes que al activismo. Con su palabra reposada y amable este argentino se ha convertido en un personaje extraño entre quienes rondan el poder, a quien no mueven el aplauso vanidoso ni la complacencia para hipnotizar masas.

Porque lo cierto es que estamos frente a una crisis generalizada en la que hay que volver a los cimientos, levantar fundiciones y pilares de convivencia. Faltan voces con mensajes de humanismo que empiecen por identificar los males que nos agobian.

Francisco no duda en calificar el momento que atraviesa el mundo y Colombia como de degradación de la condición humana -y lo dice no como quien hace un descubrimiento, sino como quien reitera un mandato de humanidad- es que “vivimos las consecuencias de una decisión mundial, de un sistema económico que tiene al centro un ídolo… el dinero. El resultado (de esa idolatría), dos generaciones que no tienen trabajo y así el mundo no tiene futuro… Son los ídolos que nos quieren robar la dignidad y los modelos económicos y sociales que nos quieren robar la esperanza”.

¿Cómo avanzar en medio de esta crisis económica y financiera, ecológica, educativa y moral, de derechos y de sentido de la vida? El Papa responde, con solidaridad y adelantando acciones concretas y progresivas que permitan “encarnar los grandes principios en las circunstancias de lugar, tiempo y personas… tener proyectos grandes y llevarlos a cabo sobre esas cosas pequeñas”. Con su voz fresca y esperanzadora en medio de la confusión, injusticia e irracionalidad reinante nos pone a soñar con los pies puestos en la realidad de nuestra condición humana.

Más que grandes reformas organizativas, estructurales, que vendrán luego, lo urgente es propiciar un cambio de fondo en las actitudes frente a la vida, frente al otro, que habrá de empezar por “escuchar lo que sucede, el sentir de la gente, sobretodo de los pobres…”, que pasan por recuperar la esencia de una vida humana basada en la solidaridad y en la dignidad de la persona. Palabras que me hubiera gustado escuchar en este debate presidencial en la voz de alguno de los cinco que se proponen conducir a Colombia. Un verdadero líder.

Sigue en Twitter @elvira_bonilla