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La sorpresa de Carlos Slim

Un adagio popular dice que ningún río crece con agua limpia. Como...

1 de agosto de 2014 Por: María Elvira Bonilla

Un adagio popular dice que ningún río crece con agua limpia. Como tampoco ninguna gran fortuna se hace sobre la mesa, de manera transparente, sin ventajismos, ni información privilegiada, ni gabelas del poder. Sin ejercer superioridad sobre otros. Y este se aplica al mexicano Carlos Slim y a sus amigos del club de millonarios del mundo del que tanto se habla. Por esto su propuesta de reducir la jornada laboral a tres días a la semana resultó tan sorprendente. Por venir de quien viene, un hombre distante con sus empleados quienes lo acusan por lo menos en Colombia y en el negocio de Comcel de mantener unas políticas de empleo drásticas, persecutorias y con alto grado de informalidad. El sindicato casi que ha tenido que constituirse y operar clandestinamente y quien lo lidera es una mujer, Yuri Higuera.Slim sorprendió con una insólita propuesta en una reunión de empresarios en Asunción, Paraguay. Se trataba del Encuentro anual de la Fundación Círculo de Montevideo que aglutina grandes empresarios y líderes políticos de América Latina y Europa, quienes se reunieron para hablar del empleo en Siglo XXI. Recomendó que en la jornada de trabajo se debía reducir la semana laboral a tres días y ampliar la edad de jubilación a los 70 años.Creo que por primera vez coincido con Slim y la convicción de que la vida no puede irse en trabajar y trabajar para unos, los privilegiados que pueden organizar su tiempo de otra manera. Trabajar sin espacio para disfrutar, para compartir, para establecer relaciones, para entretenerse, para descansar termina destruyendo a los seres humanos y el sentido mismo de la vida. Se trata de posibilitar que la gente recupere horas de vida. Y ni qué decir de los jóvenes, a quienes se les van los mejores años mendigando un empleo, rebuscándose un ingreso y cuando acceden al mercado laboral terminan atrapados por condiciones y bajos ingresos que han hecho oírse a través de movimientos como los ‘indignados’. Coincido también con Slim que la edad de jubilación debería ser a los 70 años. La esperanza de vida es cada día mayor y las condiciones de salud en las que se envejece, al tiempo que las canas y la experiencia son un gran consejero en muchos trabajos. Resulta increíble que en la Constitución del 1991 haya quedado consignado que después de los 65 años ningún colombiano pueda ocupar un cargo público, un momento cuando la gente ha adquirido sabiduría, paciencia, lucidez para trasmitir. Contrasta la propuesta del hombre más rico del mundo con las reglas que gobiernan la realidad actual que él ha sabido aprovechar como nadie y en la que Slim navega como pez en el agua al punto de haber amasado una gran fortuna. Un mundo laboral en el que imperan la precarización del empleo, la tercerización de los servicios, la multiplicación de los contratos laborales a término fijo, el aumento de la informalidad, en el que no precisamente el mexicano actúa de una manera ejemplar.Qué lejos estamos de aquellos momentos en los que se valoraba el trabajo honrado y digno como eje de construcción de sociedad y de ciudadanía. Sin embargo no deja de sorprender que sea este hombre, quien sea capaz de sacar un momento para pensar en que se puede vivir mejor.