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La soledad de los famosos

“Estoy sola. Siempre sola, no importa que...”, escribía Marilyn Monroe en...

18 de marzo de 2011 Por: María Elvira Bonilla

“Estoy sola. Siempre sola, no importa que...”, escribía Marilyn Monroe en sus diarios de 1950, que acaban de ser revelados. Son la ingenuidad y la ternura detrás del desafío de la mirada, de la exuberancia de su cuerpo. Palabras guardadas durante casi 50 años que muestran a la bella Marilyn, a la diva mayor, al ícono de la sensualidad, el centro de la atracción masculina de los años 60 como un ser triste y desolado, como un ser desprotegido atrapado en los fantasmas del pasado. Heridas infantiles que nunca logró cicatrizar siquiera. La orfandad, el abuso sexual, el abandono. Con una letra patoja y elemental de una niña que nunca creció, garrapatea poemas, cartas sin destinatario claro, simples palabras repetidas como la palabra soledad, sí, soledad, una soledad repleta de presencias, pero profunda en su alma. Describe los fantasmas que la asolan, los miedos, las amenazas que la acorralan y que nunca la dejaron arañar la felicidad. Siempre esquiva. Se quitó la vida a los 37 años, cansada de buscar el abrazo cálido y verdadero que nunca llegó.La naturaleza se lo había dado todo. Difícil tanta belleza, pero difícil un vacío mayor. La vida íntima de Marilyn en sus propias palabras, sus sentimientos frente a los poderosos Kennedy y sus otros amantes, su psiquis atormentada, los coqueteos de la muerte, confirman el engaño de las apariencias. La falacia de la feria de las vanidades, del maquillaje, de la fatuidad, del mundo ruidoso de los aplausos y el flash de las cámaras fotográficas que tanto engañan, que tanto confunden. Detrás de los famosos, pero también de los poderes se esconden seres atormentados y tristes, a veces imposibles de descifrar. historia de Marilyn Monroe, sus secretos privados, confirman también la dura tarea, de la que nunca son conscientes, a que la vida somete a esos seres que arrancan la existencia llenos de privilegios y de dones, de regalos de la naturaleza que muchas veces no consiguen administrar. La soledad de las divas, de nuestras divas, en estos tiempos de levedad, de posmodernidad, de relaciones cool, sin compromiso, de hedonismo y de individualismo narcisista que invitan al vacío. Famosos y famosas, pretenciosos todos, con la responsabilidad enorme de ser los puntos de referencia de miles de jóvenes que terminan atrapados en la desazón y la melancolía. Muchos incluso, abrazados por la temprana muerte, antes de empezar vivir. Como la bella Marilyn. Adendum. Resulta paradójico que el debate sobre el futuro del páramo de Santurbán, uno de los pocos que se conservan como gran fábrica de agua, se esté dando en medio de la catástrofe nuclear del Japón. Un desastre anunciado que tiene a las grandes potencias del mundo en alarma, revisando sus plantas de energía nuclear y clausurando proyectos a futuro. Nadie entendería que la voracidad de la búsqueda de oro, enceguezca hasta llevar al Gobierno a sacrificar la reserva ecológica de Santurbán. El llamado a cambiar los hábitos para que el mundo no gire alrededor del consumo desbordado de energía es urgente. Colombia tiene aún la oportunidad de detener la locura frenética de destruir la naturaleza por cuenta de la economía extractiva, sobre todo en estos tiempos del boom de la minería. Y Santurbán es la oportunidad.