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La reflexión moral de Jorge Arabia

Impacta la actitud del caleño Jorge Arabia Watemberg, quien como vicepresidente financiero...

10 de octubre de 2014 Por: María Elvira Bonilla

Impacta la actitud del caleño Jorge Arabia Watemberg, quien como vicepresidente financiero de Interbolsa tuvo una innegable responsabilidad en la catástrofe que se llevó por delante a miles de ahorradores. Muy distinta a la posición asumida, según las versiones públicas, por los principales directivos y socios de la firma -los Jaramillo, los Maldonado y Juan Carlos Ortiz para citar solo las principales cabezas-, quienes se han propuesto buscar la salida más barata en términos económicos y punitivos, pero para ellos. Han calculado la información que le entregan a la Justicia, escogiendo el camino de las verdades a medias para evadir comprometerse más de la cuenta, y tener que devolver un mínimo de dinero y evitar o pagar un mínimo de cárcel. Jorge Arabia desde el primer día tomó una posición distinta. Después de la crisis emocional, y supongo de conciencia, que lo mandó al hospital, resolvió decir la verdad. Asumió plenamente su responsabilidad. Y a la par de su colaboración con la Justicia, se ha propuesto ayudar a comprender el entretejido tramposo, plagado de irregularidades, abusos e ilegalidades que armaron los directivos de Interbolsa para dispararla en el mercado financiero. También ha mostrado la ruta de las platas para poder ser recuperadas y las víctimas beneficiarse. Pero no se quedó allí. Con un gran valor puso al descubierto su quiebre moral, sus interrogantes. Envió una carta abierta a su familia y amigos en la que revela la podredumbre humana en que pueden convertirse estas firmas del mundo financiero, presentadas como paradigmas de éxito. Falsos paraísos que al final no son más que un infierno individual y colectivo gobernado por la codicia, el poder y la ambición, como el caso de Interbolsa “donde el fin justificaba los medios y el fin era el lucro y la riqueza de pocos a costa de muchos” a decir de este ejecutivo de 43 años al que la vida se le derrumbó en un minuto. “Qué poca persona era yo. Un ser despreciable. Impulsado por la arrogancia y la soberbia, como todos los que me rodeaban”.“Cuando yo pensaba que me estaba convirtiendo en una gran ejecutivo y que todo alrededor mío lo tenía completamente controlado, estaba en realidad tejiendo mi propia caída y destruyendo los principios y valores que mi familia me inculcó. (…) Yo era lo máximo y todos me debían ver así. Las cosas se hacían a mi manera a las buenas o a las malas, pero se hacían. ¡Eso era yo! Qué pesar y qué vergüenza. (…) Hasta que la vida se hartó de los excesos míos y de Interbolsa. Y viene la quiebra y el desplome. ¡Totalmente merecido, sin duda! La cultura de irresponsabilidad y soberbia que dominaba la compañía era demasiado fuerte y este tipo de conductas jamás prosperarán”.Y concluye: “Invito a los jóvenes, empresarios y ejecutivos de Colombia a redefinir sus principios de vida donde la humildad, la honestidad y la generosidad sean de verdad la fuerza impulsora de sus vidas y que esto les permita un equilibrio en sus vidas personales, profesionales, familiares y espirituales. Así llegará la felicidad y la verdadera razón de vivir paralelamente con la directa contribución para construir un mejor país”. Y así muy seguramente Jorge Arabia logrará transformar esta devastadora experiencia personal en una enseñanza de vida. Como debían hacerlo unos cuantos más.