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El autogol del Fiscal

No es fácil entender cómo se le coló a un zorro como Nestor Humberto Martínez, un personaje como el abogado Gustavo Moreno, hasta terminar nombrándolo Director de la Unidad Anticorrupción, cargo fundamental en la estrategia del Fiscal.

29 de junio de 2017 Por: María Elvira Bonilla

No es fácil entender cómo se le coló a un zorro como Nestor Humberto Martínez, un personaje como el abogado Gustavo Moreno, hasta terminar nombrándolo Director de la Unidad Anticorrupción, cargo fundamental en la estrategia del Fiscal. El contraste con la dupleta de ingrata recordación Montealegre-Perdomo es notable, para no ir más lejos y remontarse hasta Mario Germán Iguarán.

Néstor Humberto Martínez terminó atrapado y mostró un cobre decepcionante y aburridor. Ejercer la justicia obliga a dejar a un lado los vicios de politiquería y el espíritu transaccional. Y con la escogecia del fiscal anticorrupción falló. Cedió a dos presiones graves: la de su partido Cambio Radical, y a una de las componendas que hizo en la Corte Suprema de Justicia para llegar al alto cargo, con dos de los magistrados más cuestionados: Leonidas Bustos y Francisco Ricaurte. De ese ‘coctel molotov’ resultó el nombre de Gustavo Moreno, capturado con las manos en la masa, con dólares marcados, con pruebas obtenidas por la DEA. ¡Que vergüenza!

¿En dónde estamos? Lo ocurrido es demasiado grave. Resulta casi inverosímil que un fiscal cuya tarea era la lucha contra la corrupción, termine siendo un vulgar y burdo corrupto que utilizaba su poder y el aparato judicial para sobornar y enriquecerse; un mensaje desmoralizante que muestra una vez que la corrupción ha penetrado el Estado colombiano, las instituciones, el sector privado y de allí la dificultad para combatirla dando la que debía ser la batalla prioritaria del país.

Porque todo remite a lo mismo: ¿Para qué y cómo se accede al poder? ¿A través de cuál atajo? ¿Mediado por cuál transacción de tome y dame? Si este meollo de podredumbre no se desnuda y se transforma en juego limpio donde prime el interés general sobre la angurria individual, el camino hacia el abismo terminará siendo inexorable.

El personaje de marras, presidia con el Fiscal Martínez las jornadas regionales de bolsillos de cristal en las que se proponen convertir las denuncias ciudadanas en casos de investigación judicial. Que festín el que debe haber hecho Gustavo Moreno con la información recogida en sus seis meses en el cargo para muy posiblemente traficar con ésta, como lo probó con el exgobernador de Córdoba Alejandro Lyons, quien resultó con más espuelas que todos, y quien no busca otra cosa que ampararse en Estados Unidos para sacarle el quite a las 20 investigaciones de corrupción que recaen sobre él.

Al fiscal Martínez, tan amigo de las ruedas de prensa, le va a tocar salir a dar la cara y contar la verdad. Para que la Fiscalía a su cargo, y la confianza que intenta rescatar no queden heridas de muerte.

Addendum: Asistí a la dejación de armas del Bloque Occidental de las Farc que comandaba Pablo Catatumbo en la cordillera, a 40 minutos de Jamundí. Allí no más. Fue extraño; también impactante. Había visto a los guerrilleros de uniforme y armas; cohesionados como colectivo, sin individualidad. Ahora esta cada uno enfrentado a su propia incertidumbre. El desafío: responder como país para que las palabras de Manuela Marín, una de las exguerrilleras que intervino y dijo “estamos aquí, con derecho a ser oídos, a interactuar con los poderes establecidos, a ser respetados, porque una vez empuñamos las armas”, no vuelvan a hacerse realidad.

Sigue en Twitter @elvira_bonilla