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Auschwitz y los neonazis

Hoy hace 75 años el mundo descubrió un horror llamado Auschwitz. Lo descubierto por las tropas rusas que encontraron este lugar en Polonia resultaba indescriptible.

23 de enero de 2020 Por: María Elvira Bonilla

Hoy hace 75 años el mundo descubrió un horror llamado Auschwitz. Lo descubierto por las tropas rusas que encontraron este lugar en Polonia resultaba indescriptible. Era un cementerio de 1,5 millones de judíos asesinados o muertos por los vejámenes y la humillación que soportaron durante los 5 años que operó el complejo nazi. El ejército ruso encontró 7600 sobrevivientes. Entre ellos estaba Primo Levi. Un judío, químico de profesión, nacido en Piamonte, Italia que recién liberado escribió en 1946 un libro monumental: La Trilogía de Auschwitz.

Como él mismo lo dice no quería otra cosa que “satisfacer el impulso inmediato y violento de tener que contar lo que allí sucedió, lo que allí viví”. Nada igual en crueldad, maldad y en humillación y desprecio absoluto a la dignidad de la persona humana. “Nació como una necesidad impostergable, que se convirtió en una liberación interior”. Pero también para “proporcionar documentación de algunos aspectos del alma humana” porque sin duda se trató de un proyecto político de sometimiento y destrucción de seres humanos.

Describe los rincones oscuros y miserables del alma humana. Primo Levi combina detalles de lo vivido con la reflexión de una experiencia dramática que parecería casi imposible de transmitir y de creer. Pero lo logra. Y algo más. En medio de las atrocidades, rescata la dignidad de la vida, la fuerza de la inteligencia, la compasión y la clemencia, como oportunidades únicas para salvarse como seres humanos.

Y es precisamente esto lo que se quiere recordar en el mundo con las celebraciones alrededor del Holocausto, solo que se dan en tiempos sombríos cuando el antisemitismo avanza. Y no solo por vía de nuevos gobernantes que llegan al poder sino que empieza a tomar fuerza frontalmente a través de movimientos Neonazis, que destilan odio.

Se profanan cementerios y se atacan negocios de judíos, como en los peores tiempos del exterminio nazi. Con graffitis pintan la simbólica esvástica en lápidas y paredes y muy especialmente en monumentos. En países como Francia la situación es alarmante. Los datos estadísticos reportan que el vandalismo, los insultos, las amenazas y las agresiones contra los judíos aumentaron un 74% en 2018 y que los ataques contra la comunidad judía francesa, sus bienes y miembros, han provocado el abandono del país de 60.000 judíos franceses —el 10% de la comunidad— en esta última década. Este aumento del antisemitismo ha sembrado preocupación por la posibilidad de ser agredidos, según un estudio realizado en los 12 países de la Unión Europea.

Colombia no se queda atrás. A las agresiones con graffitis de la esvástica como lo ocurrido últimamente con un gran candelabro judío en una avenida de Bogotá, se suma la aparición de una variedad de grupos. Hace dos años se hizo pública la Tercera Fuerza, pero también están la Alianza Social Patriotas, el Comando Radical Nacionalista, Comando Unión Nacional Socialista de Colombia (Unsc), Hermandad Nacionalista, Trinchera Nacionalista, Escuadrón Nacionalista 88, Sol Negro, Alternativa Falangista de Colombia y Lobos Blancos. Y las juventudes hitlerianas y los Hammerskins, claramente neonazis hasta en la utilización de la fuerza.

No basta mantener viva la memoria del horror del Holocausto es urgente no callar y combatir a quienes siembran la violencia y buscar que la reflexión se imponga y ataje la multiplicación de estas nuevas fuerzas azarosamente radicales. Enfermas.

Sigue en Twitter @elvira_bonilla