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Al oído de los nuevos profesionales

La directora de la Biblioteca Luis Ángel Arango, la caleña Margarita Garrido,...

31 de agosto de 2012 Por: María Elvira Bonilla

La directora de la Biblioteca Luis Ángel Arango, la caleña Margarita Garrido, fue invitada por la Universidad de los Andes a hablarles a los graduandos de todas las carreras. Centró su reflexión sobre la manera como deben ejercer la carrera los nuevos profesionales. Estos son algunos apartes de su cátedra de valores.“Podemos decir que nos educamos para tres cosas: para el trabajo, para darle sentido a nuestras vidas y para ejercer como ciudadanos en la sociedad en la que vivimos. Pero también se trata de haber aprendido a discutir, a argumentar, a pensar en público, a escuchar a otros y formar un pensamiento autónomo y una conciencia ética que impida que sean instrumentalizados o que instrumentalicen a los demás y no acepten de manera pasiva la interpelación del poder o del dinero.En medio del mundo consumista que nos rodea vale la pena retomar la advertencia de Tagore: vamos tras posesiones que nos protegen, nos satisfacen y nos consuelan pero en ese camino a veces nos olvidamos de establecer relaciones verdaderas, humanas, con las personas, relaciones finas y complejas, que conecten seres, y no sean meros vínculos de manipulación y utilización, aquellos que convierten los amigos en meros escalones, trincheras o palancas (…) El pragmatismo y el hedonismo a veces nos hacen romper límites que si reflexionamos no quisiéramos haber roto. Por eso no podemos dejar de reflexionar sobre el sentido de lo que hacemos y de lo que consumimos: el modelo del bienestar, del consumo, guiado por el individualismo, es insostenible. (…) Nos educamos también para la convivencia, para la vida en común, para democracias dignas de llevar ese nombre. No en vano los movimientos de protesta de hoy se llaman indignados. La dignidad humana se ha puesto en juego aún en estados democráticos pues no hay una real búsqueda del bien público ni una escucha verdadera de las personas. (…)La repugnancia hacia ciertas prácticas políticas nos lleva a una cierta despolitización olvidando que en casi todas nuestras decisiones y proyectos hay una dimensión política, es decir la que tiene que ver con la convivencia y el interés público. Por eso no podemos engrosar las filas de los despolitizados. Atender el interés público en la toma de decisiones así sea en un ámbito de empresa privada es tan importante como el construir en el trabajo relaciones justas, de mutuo reconocimiento.Finalmente, quiero agregar una reflexión sobre la sostenibilidad del planeta. Este es un reto ético y político. Se trata de garantizar que los recursos que usamos estén disponibles para las futuras seis generaciones lo cual obliga necesariamente a pensar en propiciar formas de convivencia justa, incluyente, participativa, sin miseria ni violencia. Los contrarios, las injusticias sociales, económicas y culturales y las violencias de palabra, de obra en todos los ámbitos, no hacen sostenible la sociedad, ni la democracia ni el planeta.(…)Las opciones éticas necesitan también grandes ejercicios de imaginación, creatividad y optimismo, los cuales acompañan generalmente a la juventud. Por todo esto, mi invitación es finalmente a suscribir un nuevo pacto ético entre ustedes como profesionales y la sociedad”.