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Suez

El canal es el orgullo de Egipto y una vía esencial para el comercio mundial. Así seguirá siendo y al Ever Given buen viento y buen canal.

30 de marzo de 2021 Por: Vicky Perea García

Imposible imaginarse un barco de 400 metros de eslora, más largo que el Empire State de Nueva York, cargando en su barriga 20 mil contenedores, llenos de ‘cachivaches’. El Ever Given que había partido de Malasia y se dirigía a Roterdam, el mayor puerto de Europa, encalló en el Canal de Suez, bloqueando por una semana el tránsito por la ruta marítima más transitada del planeta. El canal con una longitud de 193 kilómetros, une al mar rojo con el Mediterráneo, acortando en semanas la navegación por la ruta alternativa de siete mil kilómetros por el Cabo de Buena Esperanza, extremo meridional de África.

Ya desde la época de los faraones se buscó la forma de unir los dos mares, pero solo hasta el siglo XIX se cristalizó la idea. Tumultuosa ha sido la historia de esta vía marítima desde su inauguración en 1869, fruto del trabajo de Ferdinand de Lesseps, el mismo que años mas tarde acometería, y dejaría abandonado a la mitad, la construcción del canal de Panamá. Miles de trabajadores traídos de las zonas rurales egipcias fallecieron durante los diez años que duró la construcción. En 1875, Egipto le vendió su parte del canal al imperio británico el cual compartió con los franceses la operación de Suez.

En 1956 el coronel Gamal Abdel Nasser, nuevo presidente de Egipto, nacionalizó el canal a lo cual Francia e Inglaterra respondieron miliarmente. Israel cuya navegación por los estrechos de Tiran había sido bloqueada por Nasser semanas antes, ocupó militarmente el Sinaí llegando hasta la rivera oriental del canal. Considerada como una agresión injustificada, Estados Unidos y la Unión Soviética se unieron, obligaron a Israel a retirarse so pena de sanciones y a Francia e Inglaterra dejar el canal en poder de los egipcios. Suez estuvo cerrado a la navegación durante medio año. Nasser victorioso se convirtió en el líder del mundo árabe, reabrió el canal en 1957, construyó la represa de Asuán con los soviéticos y cofundó años más tarde el movimiento de los no alineados.

Tras la guerra de los seis días en 1967 en la que Israel volvió a ocupar el Sinaí, incluido el banco oriental del canal y la posterior guerra de desgaste entre Egipto e Israel, en ambas con hundimiento de barcos, el canal estuvo ochos años cerrado. Durante la guerra de 1973, Egipto recuperó el canal brevemente, pero la contraofensiva israelí llevó a que las fuerzas del Estado Judío cruzaran al otro lado del canal y sitiaran al tercer ejército egipcio. Así terminó esa guerra que paradójicamente allanó el camino a la paz entre Israel y Egipto cuatro años más tarde. En 1975 con toda la pompa de la ocasión, el canal volvió a abrir constituyéndose en un significativo generador de divisas para Egipto.
Unas 18 mil embarcaciones, tanqueros y contenedores, cruzan el canal cada año generando unos 6 mil millones de dólares a la economía egipcia.

En años pasados un puñado de embarcaciones habían causado por accidente el cierre del canal, el cual fue ampliado en el último lustro para permitir la navegación de naves más grandes como el encallado la semana anterior. El canal es clave para las cadenas de suministro globales, facilitando la entrega de productos a tiempo. Cualquier demora, especialmente si es de días o semanas, tiene severas consecuencias para los afectados.

Sin embargo, a pesar de dificultades ocasionales, el canal es el orgullo de Egipto y una vía esencial para el comercio mundial. Así seguirá siendo y al Ever Given buen viento y buen canal.

Sigue en Twitter @marcospeckel