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Relaciones internacionales: ¡de frente, arr!

Apenas dos semanas completa el gobierno de Iván Duque y la agenda de política exterior no ha dado un día de sosiego al canciller Trujillo, quien ha tenido que lidiar con ‘chicharrones diplomáticos’ y otros demonios.

22 de agosto de 2018 Por: Marcos Peckel

Apenas dos semanas completa el gobierno de Iván Duque y la agenda de política exterior no ha dado un día de sosiego al canciller Trujillo, quien ha tenido que lidiar con ‘chicharrones diplomáticos’ y otros demonios.

El 8 de agosto a la hora del almuerzo los colombianos nos enteramos por un comunicado emitido por una misión extranjera que el gobierno de Santos había reconocido a Palestina como “Estado libre, independiente y soberano”, una decisión de la máxima trascendencia internacional, adoptada por un presidente revisando de reojo que no se le quedara nada en la Casa de Nariño. Violando los protocolos diplomáticos y las normas de transparencia características de una sociedad democrática, Santos le lanzó una carga de profundidad al nuevo gobierno, en una sorpresiva ‘voltereta’ en contravía de las posturas que él mismo defendió con ahínco durante sus 8 años de gobierno de “reconocer a Palestina como Estado solamente al final de un acuerdo de paz con Israel”.

Las justificaciones de la excanciller Holguín a la decisión, planteadas en su columna del diario El Tiempo del pasado domingo 12 de agosto, parecen esas explicaciones que uno tiene que inventarse para justificar algo a posteriori. Que el “sufrimiento palestino” olvidándose de mencionar el sufrimiento de miles de civiles en Israel a manos del terrorismo de Hamás. Que la ley de “Estado Nación” aprobada por el parlamento de Israel, la cual no tiene relación alguna con el conflicto palestino-israelí. Es en beneficio de Israel y Colombia cuyas relaciones son de hondo calado, que este impase, cuyo alcance no se puede minimizar, que fue causado por un tercero ya ausente del estrado, sea superado a la mayor brevedad, tarea que requiere fina orfebrería diplomática.

Por estos mismos días aterrizó en el escritorio del canciller el ‘cono monetario’ de Maduro, cuyo único resultado tangible ha sido acelerar la huida de venezolanos del país hacia donde puedan llegar a comenzar una nueva vida alejada de los horrores del socialismo del Siglo XXI. Ecuador y Perú decidieron exigir pasaporte, documento que no se expide en Venezuela, en la práctica cerrando sus puertas y dejando a Colombia sola con el problema. Si en vez de quitarle cinco ceros a la moneda, Maduro y sus cómplices se hubieran quitado ellos del paso, se abriría la esperanza de que en algunos años Venezuela vuelva a levantarse. Por ahora no hay esperanza y Colombia tiene las manos llenas con el vecino patriota.

El presidente argentino Mauricio Macri anunció que buscará una coalición de países para acusar a Maduro ante la Corte Penal Internacional, acción que hace eco a lo que Duque había anunciado en su campaña. Para Colombia es menos problemático que la iniciativa provenga de otro mandatario, la que en caso de concretarse, por provenir de mandatarios de estados miembros de la CPI, exige a la fiscal abrir una investigación de oficio contra la satrapía bolivariana. Se trata de una acción simbólica, pues hasta el momento la CPI ha sido un gigante elefante blanco, pero una acción que traza líneas claras entre Maduro y sus demandantes.

Duque cumplió su promesa de campaña de retirar a Colombia de Unasur, medida anunciada por Trujillo en rueda de prensa. En los próximos días debe enviarse a Quito la correspondiente “denuncia del tratado constitutivo”, de manera que seis meses después no aparezca nuestro país en la lista de miembros de ese embeleco lulo-chavista.

La política exterior, ausente en los debates de la campaña, arrancó con máxima visibilidad en el gobierno de Iván Duque.

Sigue en Twitter @marcospeckel