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Perú: democracia sin partidos

Contundentes las declaraciones del Nobel peruano Mario Vargas Llosa al definir la...

13 de abril de 2011 Por: Marcos Peckel

Contundentes las declaraciones del Nobel peruano Mario Vargas Llosa al definir la segunda vuelta para las elecciones presidenciales del Perú, entre Ollanta Humala y Keyko Fujimori, como una elección entre sida y cáncer terminal.Humala, ex militar golpista, con su discurso de izquierda, ya había perdido en la segunda vuelta en las elecciones de 2006 contra Alan García, en una contienda en la cual recibió el apoyo abierto de Hugo Chávez. Fujimori, hija del ex presidente y actual preso por violación a los derechos humanos y corrupción Alberto Fujimori, invoca las políticas exitosas de su padre en la lucha contra la insurgencia senderista.El ascenso al poder de Fujimori en 1990 trajo como consecuencia el desmantelamiento de los partidos políticos tradicionales convirtiendo a Perú en una democracia sin partidos, de empresas electorales personalistas, sin políticas a mediano-largo plazo, con todos los riesgos que ésto implica para la estabilidad política e institucional. Muy diciente de esta anómala situación es que el Apra, ‘partido’ del actual Presidente, no presentó candidato y se limitó a última hora a apoyar a Kuczynski. El voto de los electores es en muchos casos contra un candidato más que a favor de otro y las campañas se caracterizan por exceso de demagogia, descalificaciones y ataques personales y altísima volatilidad. Quien resulte finalmente elegido, carece de una estructura de apoyo político y termina gobernando con amigos o allegados, debilitando aún más las instituciones que deben ser el soporte de cualquier democracia, que en su modelo occidental tiene como cimiento fundamental los partidos políticos con sus ideologías, cuadros, procedimientos y presencia regional. Son los partidos los que aseguran una retroalimentación entre las mayorías y los gobernantes. Una democracia sin partidos está expuesta al populismo y a candidatos aparecidos que de la noche a la mañana pueden convertirse en serios contendientes al poder.Perú ha sido en los últimos años la economía de mayor crecimiento en América Latina impulsado por su sector minero y gasífero, exportación de textiles, la pesca y su acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Sin embargo, al igual que en los demás países del continente, el crecimiento no ha significado una mejoría en el estándar de vida para amplios sectores de la población y ha ampliado las brechas sociales. Las ocho semanas que restan para la segunda vuelta serán de infarto. Humala es visto con excesivo recelo por amplios sectores empresariales y de clase media por su cercanía a Chávez a pesar de haberse manifestado más cercano a Lula que al teniente coronel, y por su intención manifiesta de cambiar la Constitución, por la sospecha de que ésto sea para perpetuarse en el poder. Ha prometido limitar las exportaciones de gas, aumentar las regalías a las multinacionales mineras y una mayor redistribución del ingreso. De triunfar el candidato de Gana Perú, todos los países andinos con la excepción de Colombia, quedarían bajo gobiernos populistas de izquierda.Fujimori por su lado no ha presentado políticas claras, excepto posiblemente indultar a su padre, por lo que podría recibir el apoyo de aquellos que “nunca votarían por Humala” y se favorecería del antivoto, en una campaña que promete ser brutal en ataques personales. Sin embargo, su solo nombre también genera amplia resistencia. El milagro peruano está en juego en la segunda vuelta y a merced de dos candidatos que generan excesiva incertidumbre y muy poca confianza.