El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Pabellón de diplomáticos

Una de las tragedias que ha plagado al servicio exterior colombiano ha...

30 de agosto de 2010 Por: Marcos Peckel

Una de las tragedias que ha plagado al servicio exterior colombiano ha sido la gran cantidad de embajadores, cónsules y otros diplomáticos condenados o investigados estando en el ejercicio de sus funciones como representantes del Estado en el exterior, causándole así un gran daño a la imagen del país.El más reciente caso de esta larga lista, es el de nuestro embajador en Italia, Sabas Pretelt de la Vega, destituido por la Procuraduría por cargos de ofrecimiento de prebendas a parlamentarios en el caso de la ‘Yidispolítica’.Ya por décadas, en cargos diplomáticos colombianos se han hecho nombramientos que dejan mucho que desear respecto a la idoneidad, preparación, capacidad y ética de los designados. Hijos y otros familiares de políticos, personajes cuestionados, individuos con influencia en los altos círculos del poder, cuotas de parlamentarios, funcionarios con investigaciones en curso, etc., han accedido a la diplomacia, en claro detrimento de los intereses supremos de la Nación.Los casos más dramáticos, por la gravedad de los hechos por los que fueron condenados o acusados, estando en su cargo diplomático, han sido los del ex embajador en Chile Salvador Arana, condenado a 40 años de prisión por el asesinato del alcalde del Roble, Eudaldo Díaz, y Carlos Arturo Marulanda, ex embajador ante la Unión Europea a finales de los 90, acusado por los confusos hechos en su hacienda Bellacruz, donde fueron asesinadas unas 40 personas y desplazadas por la fuerza más de 180 familias campesinas. Marulanda tenía, además, procesos por paramilitarismo. Durante meses, mientras Marulanda seguía en su cargo de embajador en Bruselas, la prensa europea informaba sobre los hechos en su hacienda y los ampliaba a todo el tema del paramilitarismo en Colombia y sus lazos con políticos, tema que llegó a los titulares europeos ‘gracias’ al afamado embajador. Otros sonados casos que causaron gran daño a la imagen del país son los del ex director del DAS Jorge Noguera, ex cónsul en Milán, acusado de la comisión de múltiples delitos cuando ejercía la dirección del ente de inteligencia, Juan José Chaux, ex embajador en República Dominicana, acusado de paramilitarismo, Luis Camilo Osorio, actual embajador en México, quien tiene más de 40 procesos en su contra en la comisión de acusaciones de la Cámara, y el general Mario Montoya, actual embajador en República Dominicana, quien enfrenta cargos en la fiscalía por la operación Orión.Ha habido también casos de representantes colombianos involucrados en actividades criminales estando en sus cargos, aprovechando pare esto la inmunidad diplomática. Tales son los casos de Gustavo Pastrana, detenido en Miami en 1993 por lavado de dólares siendo ministro consejero en la Embajada de Colombia en Uruguay; Gerardo Dorado Dávila, ex cónsul en Tulcán, y Víctor Manuel Botero, ex cónsul en Panamá, condenados por la corte suprema por entregar visas falsas a ciudadanos chinos. En los años 80 estalló igualmente un escándalo por el uso de valijas diplomáticas para el tráfico de drogas en la Embajada colombiana en España y otro en Montreal, Canadá, en 1991, donde el cónsul colombiano en esa ciudad, Germán Charry, fue acusado de darle una paliza a su esposa. Con diplomáticos así no su puede pretender desarrollar una política exterior eficaz, coherente y exitosa. Cambiar esta práctica es el principal reto del Presidente y su Canciller. Habrá que ver si lo logran.