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Foto de referencia. Migración Colombia tramitó la deportación de la colombiana Echeverría desde Suiza. | Foto: Archivo de El País

Oh Canadá

Un ingrediente no del todo sorpresivo que ha surgido en este episodio, es el gran apoyo que están recibiendo los camioneros de organizaciones de extrema derecha de Canadá, Estados Unidos, países europeos y otros.

15 de febrero de 2022 Por: Marcos Peckel

Por primera vez en la historia un primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, invoca la ‘ley nacional de emergencia’, una especie de ‘estado de sitio’ tan conocido por estos lares, para poner fin a las protestas de los camioneros que ya completan tres semanas, han causado caos en la capital y pérdidas multimillonarias.

A comienzos del año tractomulas provenientes de varias provincias convergieron en Ottawa para rechazar la exigencia de vacunas contra el Covid-19 en los cruces fronterizos entre Canadá y Estados Unidos, algunos de estos igualmente bloqueados por los manifestantes. Como es tradicional en este tipo de protestas, nuevas exigencias surgieron de los variopintos participantes, entre otras la persistente alienación contra el gobierno central por parte de las provincias occidentales del país, posturas anti emigrantes, rechazo a las imposiciones por el Covid-19 y frustración con el gobernante partido liberal. Dos años de pandemia bajo severas restricciones, movilidad limitada, fronteras internacionales cerradas, exigencia de vacunación en lugares públicos, uso de tapabocas, aforos, cierres de negocios y demás, le pasan factura a un país que valora sobremanera las libertades individuales.

Protestas de esta magnitud son poco comunes en un país como Canadá, con sus necesidades básicas resueltas, altísimo nivel de vida, índice de desarrollo humano entre los primeros del planeta, magneto de emigrantes de todas las latitudes y participación en organismos multilaterales exclusivos. Miles de personas han apoyado a los camioneros con donaciones en dinero y llevándoles comida y abrigo para soportar el gélido invierno capitalino. Cabe señalar que a pesar de la gran cantidad de manifestantes y la agresividad de su discurso, no ha habido incidentes violentos, ni saqueos, ni destrucción de propiedad privada, muy a lo canadiense de respetar la ley y al prójimo. La declaración de emergencia otorga poderes especiales a las fuerzas de seguridad para desalojar a los manifestantes, arrestar a quienes persisten y decomisar camiones y vehículos que bloquean las vías. Ya se logró abrir los pasos fronterizos que habían sido bloqueados.

Irradiando desde Ottawa, la durmiente capital canadiense, manifestaciones similares se han organizado en varios países de Europa y Estados Unidos. París fue militarizada para evitar la llegada de los camiones, mientras que en Estados Unidos se han tomado medidas para evitar lo propio.

En el fondo radica el debate que arrecia alrededor del planeta, en las democracias principalmente, entre el derecho individual a no vacunarse y la salud colectiva dependiente de la inmunización contra el Covid-19.
Grupos antivacunas cada vez más vociferantes han encontrado en la protesta canadiense un elixir para continuar su campaña.

Un ingrediente no del todo sorpresivo que ha surgido en este episodio, es el gran apoyo que están recibiendo los camioneros de organizaciones de extrema derecha de Canadá, Estados Unidos, países europeos y otros. Emblemas y banderas nazis han aparecido en las calles de Ottawa, el hashtag ‘#FreedomConvoy’ tiene millones de publicaciones y prominentes funcionarios de la administración Trump y grupos como Qannon y otros figuran entre los que se han movilizado a favor de los camioneros canadienses.

Los que han ‘llevado del bulto’ son los residentes de Ottawa a quienes les ha tocado soportar el pitar de los camiones día y noche, mientras que sus negocios languidecen en medio del bloqueo. Una guerra de desgaste en que el gobierno le juega a que los camioneros se cansen, varios se han enfermado de covid, otros han regresado y un fallo de la justicia les prohibió pitar. Con la proclamación de la ‘ley nacional de emergencia’ la fiesta parece estarse acabando. Por ahora.
Sigue en Twitter @marcospeckel