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La troika tiránica

Así bautizó John Bolton, asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, a Nicaragua, Cuba y Venezuela, acusándolos de constituir “la sórdida cuna del comunismo” en América Latina.

13 de noviembre de 2018 Por: Marcos Peckel

Así bautizó John Bolton, asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, a Nicaragua, Cuba y Venezuela, acusándolos de constituir “la sórdida cuna del comunismo” en América Latina. En momentos que las relaciones internacionales de la primera potencia mundial son manejadas más por personajes afines al primer mandatario y menos por la desmantelada burocracia del Departamento de Estado, declaraciones como la de Bolton marcan el derrotero de cómo piensa Washington relacionarse con la troika.

Aunque descartó acción militar alguna, anunció el asesor de seguridad nacional el uso de todas las herramientas diplomáticas disponibles para asfixiar a los regímenes de los Maduro, Ortega y Castro, dejando por ahora fuera de esa ‘camarilla’ a Bolivia, pues aunque perpetuándose en el poder haciéndole el quite a un referendo que le negaba su reelección, Evo no ha caído, aún, en las acciones represivas de sus contrapartes.
Sanciones económicas a los líderes y sus acólitos, retiro de visas, cerco diplomático, persecución judicial por diversos crímenes incluido narcotráfico y lavado de activos, y apoyo activo a los opositores son medidas ya implementadas por la administración Trump.

Con respecto a Venezuela es inocuo imponer sanciones a sus exportaciones petroleras pues estas se ‘impusieron solas’, por un régimen que ha aniquilado la explotación del crudo y saqueado las arcas de Pdvsa, otrora la mayor empresa económica de América Latina. El régimen ha recurrido al oro, otras de las riquezas de las muchas que da la ‘tierrita’ venezolana, vendiendo el metal a precios de saldo para mantener el régimen a flote. Estados Unidos ha declarado ‘ilegales’ las ventas de oro venezolano.

El próximo 10 de enero el régimen de Maduro se constituye oficialmente en ilegal a los ojos de los países del grupo de Lima y de otros por su elección fraudulenta avalada por la espuria Asamblea Nacional Constituyente, a espaldas de la legítima y defenestrada Asamblea Nacional. No se espera una decidida acción concertada por parte de los países miembros del grupo de Lima contra Maduro, máxime con la llegada de López Obrador a la presidencia de México. Lo mínimo quizás, es el no reconocimiento al mandatario y una posible degradación de las relaciones diplomática con Caracas que ya no goza del apoyo mayoritario en el continente pues ya no hay plata con que comprarlo. El Alba y Unasur, los paraguas diplomáticos del chavismo yacen en sus carrozas fúnebres esperando sepultura.

Frente a Nicaragua, Bolton que no es conocido por medir sus palabras, advirtió que si no se dan elecciones libres y justas, los sandinistas “sentirán todo el peso de las sanciones americanas”. Ortega que tuvo que lidiar con Estados Unidos como enemigo tras el triunfo de la revolución sandinista en 1978 cuando le montaron ‘la contra’ lo que finalmente lo llevó a perder el poder por unos pocos años, entiende lo que es estar en la mira de Washington. La economía nicaragüense es américo-dependiente por lo que futuras sanciones podrían ser letales.
Menos efecto tendrá cualquier acción de Estados Unidos sobre Cuba, sometida a un impopular embargo por más de medio siglo sin que esto haya hecho mella en el régimen castrista. Trump ha desmontado buena parte de la apertura hacia la isla emprendida por su antecesor, Barack Obama, mientras que Diaz-Canel el nuevo ‘mandamás’ cubano no ha dado señales de cambio de curso.

Es incierto qué efecto tendrá sobre la ‘troika’ la nueva política exterior militante de Washington, pero estos tres países ya no pueden caminar orondos por los pasillos de la diplomacia como si nada pasara.

Sigue en Twitter @marcospeckel