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Jerusalén para Dummies

Una vez más se desató la jauría, aquella que cuando se trata de Israel no pierde la oportunidad de correr en masa hacia donde sea con tal de no aparecer ausente, no importa lo que se diga con tal de decir.

12 de diciembre de 2017 Por: Marcos Peckel

Una vez más se desató la jauría, aquella que cuando se trata de Israel no pierde la oportunidad de correr en masa hacia donde sea con tal de no aparecer ausente, no importa lo que se diga con tal de decir. Sobre la decisión del presidente Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel ríos de tinta han corrido hacia el lugar equivocado.

Jerusalén ha servido como capital de Israel desde la fundación del Estado en 1948. Si bien la resolución 181 de partición declaraba a la ciudad como “Corpus Separatum” a ser administrada por Naciones Unidas, una vez concluyó la primera guerra árabe-israelí, iniciada por cinco países árabes contra el naciente estado judío, Jerusalén quedó dividida: la parte occidental en poder de Israel y la parte oriental incluida la ciudad vieja en poder del Reino de Jordania.

Durante los años de ocupación jordana los hachemitas no permitieron el acceso al Muro de los Lamentos, máximo lugar sagrado del judaísmo, en clara violación a resoluciones varias del Consejo de Seguridad y otros entes que exigían el libre acceso a los lugares de culto.

Solo desde que Israel ocupó la parte oriental en la guerra de los seis días se ha garantizado y asegurado el total y libre acceso a todos los sitios sagrados. Centenares de miles de musulmanes llegan todos los años a orar en la mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca, a los cuales se agregan otro tanto de cristianos de todas las denominaciones que visitan Tierra Santa y judíos que llegan al Muro.

Sobre los motivos de Trump se ha especulado sin fin. Que el dinero judío, que el lobby sionista, que los cristianos evangélicos. Trump hizo una promesa de campaña, la misma que habían hecho sus antecesores y cumplió, aunque faltan años para que la bandera de barras y estrellas ondee en la embajada en Jerusalén. Bien puede ser que tras encontrar estancado el proceso de paz, otra de sus promesas de campaña, quiso ‘sacudir el árbol’, cambiar el paradigma y correr la línea de negociación hacia un punto más realista. Es de esperar que pasado el shock inicial los palestinos no caigan otra vez en la trampa de la negación y entiendan que a medida que pasa el tiempo sus opciones se hacen más limitadas para lograr su aspiración nacional y que las oportunidades perdidas: Camp David 2000 y Annapolis 2008 no regresarán. En este momento con la decisión de Trump podría estarse abriendo otra oportunidad de paz.

La comunidad judía en estados Unidos no es un monolito y sus diferentes organizaciones hacen lobby para promover sus intereses y los de Israel, como hacen lobby los homosexuales, ambientalistas, mujeres, afros, sindicatos, empresas, etc., pues eso es componente del juego democrático. Y cuando se trata de lobby es mejor ser exitoso que fracasado. Simple lógica ‘pambeleana’.

¿Qué dijo Trump? Que reconoce a Jerusalén como capital de Israel y que allí construirá la embajada de Estados Unidos. Que las fronteras urbanas de Jerusalén deben ser establecidas de común acuerdo entre las partes en el marco de un proceso de paz sobre el cual reiteró sigue trabajando. Manifestó la importancia de mantener el Statu Quo sobre los lugares sagrados y que reconocer a Jerusalén como capital de Israel era aceptar una realidad que existe hace 70 años.

¿Qué no dijo Trump? No desconoció los derechos de los palestinos sobre Jerusalén oriental, no enterró el proceso de paz, no desconoció ninguna resolución del Consejo de Seguridad.

Sigue en Twitter @marcospeckel