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Guerrilleros al poder

Mientras que varios movimientos insurgentes llegaron al poder tras sendas victorias militares,...

4 de junio de 2014 Por: Marcos Peckel

Mientras que varios movimientos insurgentes llegaron al poder tras sendas victorias militares, otros lo han hecho gracias a negociaciones de paz que abrieron espacios democráticos en los cuales mutar fusiles por votos. Combatientes que por años fueron catalogados de asesinos, terroristas y facinerosos, estigmatizados por las elites gobernantes y los medios de comunicación, logran convocar a un electorado que los pone en las cumbres del Estado, algo impensable en momentos que vestían de camuflado.El último en lograrlo ha sido el comandante guerrillero del Farabundo Martí, Salvador Sánchez Cerén, alias “Leonel”, tras su victoria en las elecciones presidenciales en El Salvador.Las experiencias de rebeldes que llegan al poder por las vías democráticas han sido generalmente positivas. Sólo basta mencionar al actual presidente de Uruguay, Jose “Pepe” Mujica, exguerrillero tupamaro, alias “Emiliano”, quien pasó 14 años en las cárceles de la dictadura y es hoy un reconocido reformador social y la primera mandataria de Brasil Dilma Rouseff, excombatiente del Comando de Liberación Nacional, alias “Wanda”, quien padeció tres años en la cárcel y torturas por la dictadura militar.En otras latitudes el más emblemático caso es el de Nelson Mandela, quien tras una carrera insurgente como líder del rebelde Congreso Nacional Africano, seguida de 29 años en la cárcel, llega al poder por el voto popular y transforma a su nación. En Irlanda del Norte, Martin MacGuinness, otrora temido líder del provisional IRA es actualmente vice primer ministro.Menos auspiciosas han sido las experiencia de los que llegan al poder por efectos de una victoria militar, caso Daniel Ortega quien anda por su tercer mandato y es comparado con Somoza a quien el, cómo líder del sandinismo derrocó en 1979; o los hermanos Castro que completan 45 años continuos al frente de la empobrecida Cuba.En Zimbabue, ex Rodesia, espejo de la misma lucha que se libraba en Suráfrica, Robert Mugabe líder de la guerrilla Zanu, accede al poder en 1980 tras una cruenta guerra y unas pseudo-elecciones y sigue orondo en la presidencia de un rico país, postrado económicamente y donde las libertades democráticas se eliminaron.En Camboya, Pol Pot el líder del comunista Khmer Rouge llega al poder por las armas, las que inmediatamente vuelve contra su pueblo en los programas de resocialización forzosa, dejando un saldo de más de dos millones de cadáveres en los infames “campos de la muerte”.Cuando guerrilleros o combatientes llegan al poder por las urnas, tras acuerdos de paz, se acogen a las reglas de juego de la democracia y operan dentro de las restricciones que estas imponen. Mantienen el modelo económico capitalista a sabiendas que los otros modelos han fracasado y se dedican a realizar transformaciones sociales en áreas como la salud, la redistribución del ingreso y la educación que empoderen a muchos, sin destruir el andamiaje social y la base económica.La excepción fue Chávez, militar golpista, que no insurgente, quien llega al poder por las urnas pero sin acuerdos previos firmados con ente alguno, aprovecha la profunda fracturación de las elites y su inmensa popularidad para perpetuarse en el poder hasta su muerte, dejando como legado una Venezuela arruinada y polarizada.Sanchez Cerén quien asume la presidencia de El Salvador tras los exitosos acuerdos de paz de Chapultepec, firmados hace 20 años, enfrenta grandes desafíos sociales y económicos pero debe maniobrar dentro de los parámetros del modelo social establecido: democracia y capitalismo. Lección para las Farc.