El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

El predicamento de Brasil

No es una margarita sino una flor venenosa que lleva años deshojándose...

9 de marzo de 2016 Por: Marcos Peckel

No es una margarita sino una flor venenosa que lleva años deshojándose en Brasil con los escándalos de corrupción, primero el ‘mensalao’ y ahora el ‘java lato’, el cual final pero no inesperadamente tocó a la paternal figura del expresidente Lula da Silva, conducido por la Policía a declarar en una comisaría. Si el primero se trató de dineros públicos usados para sobornar congresistas para que apoyaran legislación promovida por el partido de los trabajadores, el ‘lava jato’ es un asalto a la petrolera estatal Petrobras de cuya arcas desaparecieron unos 4 mil millones de dólares que fueron a parar a las cuentas de contratistas y políticos, varios de los cuales ya purgan penas de cárcel y que involucra empresas que como Odebrecht, hacen parte del ‘panteón’ de la corrupción en América Latina. Los escándalos en Brasil son además prueba fehaciente, si es que alguna faltaba, que la izquierda, que llega al poder con la bandera anticorrupción, también se corrompe y de qué manera. La aparición de Lula en los medios como sospechoso ya hizo el daño y está por verse qué otras revelaciones aparecen en esta película de terror que se desarrolla en cámara lenta. Todo en medio del desplome en caída libre que sufre la economía brasileña que se contrajo en un 3,8% el año anterior y algo similar o peor le espera este año con lo que empiezan a deshacerse a pasos agigantados varios de los logros sociales alcanzados en los dos periodos de Lula. Petrobras anunció una reducción del 35% en las inversiones para 2016 lo cual reverbera negativamente en todos los sectores de la maltrecha economía.Y como tratándose de plagas bíblicas, el país es además la mayor víctima del virus del Zika, con miles de casos reportados en los meses previos a la realización en el verano de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, lo que al igual que el pasado mundial de fútbol, podrían convertirse en detonante de gigantescas protestas contra el gobierno como las ocurridas previo a las justas futboleras. La presidente Dilma Roussef presenta índices de aprobación por debajo del 10%, enfrenta el fantasma de la destitución en un posible juicio político en el congreso que ya tuvo su primer round en diciembre pasado del que la presidente salió favorecida gracias a la intervención del tribunal supremo y ve cada vez más reducido su margen de maniobra para enfrentar las múltiples crisis. En el horizonte aparece el fantasma de Fernando Collor de Melo quien en 1992, tras masivas manifestaciones en su contra lideradas por los estudiantes ‘carapintadas’, renunciaba a la primera magistratura tras sólo dos años en el poder. La crisis brasileña se une a las que, con la excepción de Correa, sufren los mandatarios socialistas en un continente que vira bruscamente al a derecha. Ya se fue Cristina y a su sucesor Mauricio Macri le corresponde la impopular tarea de ‘recoger los pedazos’ y reconstruir la economía con medidas tomadas de la cartilla del FMI como ya lo está haciendo. A Michelle Bachelet le estalló un escándalo de corrupción que involucra a su familia con lo que su imagen se desplomó en un país que como Chile no es conocido por la corrupción de sus gobernantes y goza de una de las más altas fortalezas institucionales del continente.Algún antropólogo, sociólogo, psicólogo o historiador algún día podrá, quizás, explicar por qué Brasil siempre será esa potencia del futuro, estatus que nunca logra alcanzar.