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El dúo dinámico

Tal es el nivel de incertidumbre en esta serie que podría estar titulada ‘crónica de una caída anunciada’ o ‘duro de matar 5’. Cada día trae un nuevo episodio de alta tensión...

19 de febrero de 2019 Por: Marcos Peckel

Como una de esas series de Netflix entregadas por episodios con tensión en ascenso y cuando parece terminar aparece una nueva temporada, se está desarrollando el mayor drama geopolítico de las Américas en las últimas décadas cuyo desenlace pareciere estar cerca y ser obvio pero ni lo uno ni lo otro y todo lo contrario. Tal es el nivel de incertidumbre en esta serie que podría estar titulada ‘crónica de una caída anunciada’ o ‘duro de matar 5’. Cada día trae un nuevo episodio de alta tensión y se queda uno con las ganas de conocer el final, esperando que sea feliz.

A una manifestación, otra manifestación; a un concierto, otro concierto; a una caravana humanitaria, otra caravana; a una amenaza, una contra amenaza; a una versión, otra versión; a un discurso, una réplica; a un presidente, otro presidente; a una asamblea nacional, una asamblea constituyente. En su guarida resguardado por un número indeterminado de militares leales, centenares de mercenarios cubanos y de otras nacionalidades, y alguna fuerza invisible del espacio sideral se encuentra, desafiante como siempre, bandera tricolor al pecho, Nicolás Maduro Moros, presidente o dictador de Venezuela.

Enfrenta al más formidable dúo dinámico que la geopolítica regional ha creado: Trump-Duque, quienes han movilizado a la mayoría de los presidentes del Continente, países europeos y asiáticos a reconocer a un joven político venezolano, desconocido hasta hace pocas semanas, como presidente legítimo de la República Bolivariana. Juan Guaidó ha jugado sus cartas como un maestro del póker político, manejando los tiempos, la intensidad, las alianzas, el discurso, el blof y todo lo demás sin haber cometido hasta ahora un solo error.

El dúo dinámico afila su estrategia, como diría uno de sus integrantes, “apretar el cerco diplomático” cada vez más, pero con la suficiente ambigüedad para no revelar todas las cartas, pues este es un juego en el que no hay reversa, los barcos se han quemado, es el todo por el todo. Para la dupla Trump-Duque no es concebible la permanencia de Maduro en Miraflores, significaría una muy costosa derrota geopolítica con incalculables consecuencias.

Los cortos del próximo episodio están siendo transmitidos a viva voz por todos los medios: gran concierto en la frontera el viernes 22 y ‘avalancha humanitaria’ el sábado 23. Al otro lado los contenedores, caminos cisterna y soldados bolivarianos bloqueando el paso de la ‘tal caravana’. Por debajo de la superficie, alejado de los reflectores, otro juego se está jugando. Negociados secretos para que los áulicos del régimen lo abandonen, se vayan con sus fortunas a otro lado, se ‘voltién’, para que los apoyos externos, rusos, chinos y similares entiendan que esta vez sí es en serio, que salven lo que puedan, pues solo se pondrá peor.

La caída del chavismo tiene consecuencias de hondo calado en toda América. Evo y Ortega comenzarán a sentir el peso de la soledad. El boliviano podría incluso desistir de su intención de reelegirse, pues de irse ahora deja un legado económico y social aceptable, mientras que presentándose a reelección tras haber perdido el referendo podría estar echándolo por la borda. Para el sandinista la caída del Maduro sería la primera ficha de dominó, seguiría él. Podía entonces hacer concesiones y preparar su salida y la de su cónyuge del palacio presidencial en Managua.

El drama, pues, parece estar acercándose a su final, quedan pocos episodios. Es de esperar que no haya otra temporada.

Sigue en Twitter @marcospeckel