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¿Diálogo o dilación?

Tendría que ocurrir un verdadero milagro, de esos narrados en la Biblia...

2 de noviembre de 2016 Por: Marcos Peckel

Tendría que ocurrir un verdadero milagro, de esos narrados en la Biblia para que el diálogo en Venezuela produzca una salida pacífica y negociada a la profunda crisis política que carcome al país y para que los venezolanos puedan dirigir sus esfuerzos a reconstruir la economía y la sociedad de las ruinas en que los ha sumido el chavismo.Tras años de agitar la polarización al punto que los opositores son acusados de apátridas, traidores y agentes del imperio, haber creado un concepto de ‘pueblo’ en el que solo caben los seguidores más devotos del socialismo del siglo XXI, haber enviado a las mazmorras a decenas de líderes de la oposición y haberle declarado la guerra a la Asamblea Nacional a través de los lacayos que ocupan el mal llamado Tribunal Supremo de Justicia, desafía la imaginación pensar que Maduro, Diosdado y compañía albergan ahora serias intenciones de mantener un diálogo de buena fe.Menos confianza aún debe producir el renovado rol de Unasur, resucitado del sarcófago para aparecer como el mediador indispensable, tras años de acolitar el asalto chavista a la democracia en Venezuela. En el improbable caso de tener éxito en su gestión mediadora, Samper demostrará una vez más que tiene varias vidas políticas.La oposición, a pesar de sus divisiones, busca el cambio del régimen, quizás con el revocatorio, quizás con elecciones presidenciales anticipadas. El chavismo por su naturaleza no acepta bajo ninguna circunstancia abandonar el poder pues “su democracia” no incluye la alternancia sino la perpetuación en el poder y pasado diciembre ya no tendrá ningún aliciente para negociar. El hecho que los venezolanos carezcan de todo no les quita el sueño a los señores chavistas. En esas condiciones y ante lo encontrado de las posiciones, difícil entender el hecho mismo del diálogo más allá de la oposición querer darle un contentillo al papa Francisco, quien asumió un gran riesgo metiéndose en el berenjenal de la confrontación en Venezuela, y Maduro utilizar los buenos servicios de El Vaticano para dilatar y comprar tiempo. La oposición venezolana corre un gran riesgo al aceptar el diálogo, pero quizás no le quedaba otro camino pues todo el poder del Estado cooptado por el chavismo no iba a permitir ni el revocatorio ni el derrocamiento del presidente por parte de la Asamblea Nacional, por el contrario el cerco se estaba cerrando y la oposición se iba quedando sin alternativas viables más allá de movilizar a la población a las calles a lo que el régimen respondía con contra-marchas y represión. Los diálogos han producido la liberación de apenas tres prisioneros políticos del más de un centenar recluidos en las cárceles y unas mesas temáticas que le caen como anillo al dedo al gobierno pues pueden dar la impresión de estar negociando mientras el tiempo corre a su favor.Adicionalmente nada puede esperar se de los organismos regionales que han mantenido una posición pusilánime frente al cataclismo venezolano, rescatable únicamente la valiente lucha solitaria que lleva a cabo Luis Almagro el secretario general de la OEA quien sin embargo no ha podido conseguir los votos suficientes para aplicarle a Venezuela la Carta Democrática y quedando ahora maniatado mientras gobierno y oposición estén dialogando. El 10 de enero día tope para que el revocatorio tenga sentido veremos si el diálogo dio algún fruto o como muchos piensan no fue más que una estrategia dilatoria de Maduro y sus cohortes. Milagros hubo en la Biblia, ¿los habrá también en Caracas?Sigue en Twitter @marcospeckel