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Cómo caen los dictadores

La presión de la calle por sí sola no tumba a un gobierno, pero puede impulsar a uno de los pilares a retirar su apoyo al dictador como ha sucedido en innumerables ocasiones...

30 de abril de 2019 Por: Marcos Peckel

Al momento de escribir estas líneas hay gran incertidumbre de lo que está ocurriendo en Venezuela en momentos que el pueblo atiborra las calles tras el llamado del presidente interino Juan Guaidó a la operación ‘calle sin retorno’, parte de la ‘operación libertad’, comenzada hace unas semanas para ponerle fin al catastrófico experimento chavista. Caiga hoy, mañana, en unos días o semanas, el destino de Maduro no puede ser otro que su salida del poder.

El régimen ya actúa a la defensiva imponiendo un bloqueo informativo en medios y redes, acrecentando la represión a los manifestantes y atrincherándose en sus guaridas, mientras los líderes de la oposición democrática marchan junto a la gente, incluido Leopoldo López, uno de los principales símbolos de la lucha contra Maduro, quien fue puesto en libertad en las primeras horas del día por militares y guardias afines a Guaidó. Temiendo por su seguridad, López se refugió en la embajada de Chile tras su significativo periplo por las calles de Caracas.

¿Qué debe ocurrir para que un dictador finalmente caiga? Los tiranos se sostienen sobre unos pilares y si algunos o todos quiebran, la estructura colapsa. Pilares constituidos por los grupos de poder, internos o externos, que se benefician del sistema y que lo abandonan sólo si les conviene a sus intereses o si son derribados por sus opositores. Entre estos se cuentan el pueblo, entendiéndose como las mayorías, la comunidad internacional, fracturas internas o una intervención militar. La presión de la calle por sí sola no tumba a un gobierno, pero puede impulsar a uno de los pilares a retirar su apoyo al dictador como ha sucedido en innumerables ocasiones en que estos caen tras movilizaciones populares.

Hace apenas unos días el mundo fue testigo de la caída de autócratas con un prontuario represivo y tiránico que llevaban décadas en el poder en Argelia y Sudán, quienes tras masivas protestas de la población perdieron el apoyo de las fuerzas armadas. Esto en sí mismo no garantiza la democracia por lo que las movilizaciones han continuado para evitar que esos mismos militares que lastraron a su líder no pretendan usurpar el trono vacante.

Por la estructura del poder en Venezuela y por las características de la oposición, es claro que la caída de Maduro y sus áulicos, es el final del régimen. Será lo que ocurra al interior de la Fuerza Armada bolivariana lo que determine el desenlace de la ‘operación libertad’. Si la FNB se está resquebrajando y fracturando, ‘colocándose el brazalete azul’, símbolo de los insurrectos o si por el contrario el régimen logra mantener a su lado al grueso de la tropa y la comandancia. Se podrían estar abriendo canales de diálogo, con figuras del chavismo para una posible transición, no con Maduro ni su guardia pretoriana, que en repetidas ocasiones han usado el diálogo para dividir a la oposición y ganar tiempo.

Los cubanos, entre 20 mil y 40 mil según cifras de la oposición, son otro de los pilares que mantiene a Maduro en Miraflores, pero si cae el primero, la FNB, los cubanos no tienen cómo salvar a Maduro, como tampoco los rusos que desde temprano este abril 30 han trinado a favor de la satrapía bolivariana en lo que constituye una afrenta de Moscú a la América Libre. Otro de los pilares de soporte del chavismo lo constituyen los ‘colectivos’, grupos lumpenizados que aterrorizan a la oposición y asesinan cuando es necesario.

¿Se acerca el cese de la horrible noche? ¿Llegará la libertad sublime?

Sigue en Twitter @marcospeckel