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Anacronismo

Basta solo ver las posturas frente a la brutal agresión rusa a Ucrania.

26 de abril de 2022 Por: Marcos Peckel

A la luz de recientes y no tan reciente desarrollos políticos, la división ideológica entre izquierda y derecha que prevaleció durante buena parte del Siglo XX ha perdido vigencia, se ha convertido en un anacronismo y está siendo reemplazada por una que enfrenta a la democracia liberal contra el autoritarismo. Basta solo ver las posturas frente a la brutal agresión rusa a Ucrania. Putin cuenta entre sus amigos a los más emblemáticos representantes de las extremas izquierda y derecha y no tan extremas. Trump, Maduro, Orban, Le Pen, Bolsonaro, Amlo, varios de los líderes de la izquierda latinoamericana y otros de este recua, en teoría proponentes de políticas de derecha e izquierda, no son más que dos caras de la misma moneda: la del autoritarismo, velado o contumaz.

La izquierda ha aceptado en términos generales lo que en otros tiempos era anatema: la economía de mercado, el libre comercio, la propiedad privada y la disciplina macroeconómica. El “¡exprópiese!” de Chávez ya no es políticamente correcto en sus filas. Las diferencias políticas hoy frente al manejo económico y social del Estado son matices, no temas de fondo; más, o menos Estado, tributación, pensiones y otros. Si algún partido de izquierda no aprendió la lección acerca de la estatización de la economía, basta que voltee su mirada a Caracas.

El gran debate político actualmente está entre la ideología liberal e iliberal, ambos bajo el paraguas de un sistema en el que se llevan a cabo elecciones como un mínimo común denominador. El primero mantiene como valores supremos las libertades individuales, la libertad de expresión, la separación de poderes, el imperio de la ley y un sistema electoral transparente e independiente. El segundo se caracteriza por mantener una fachada electoral, degradando o eliminando los otros pilares de la democracia liberal y el Estado de derecho. En nuestra América los mencionados Jair Bolsonaro y López Obrador personifican la inocuidad del debate izquierda-derecha, pues ambos en supuestas orillas diferentes del espectro ideológico, se asemejan en sus actitudes iliberales. La Nicaragua sandinista con libre mercado y con ‘elecciones’, hace años se tornó en un Estado autocrático.

Los gobiernos iliberales y las autocracias han encontrado en China y Rusia un ancla en un entorno global en el que la alianza occidental parecía estar en declive, antes de la invasión a Ucrania que perece haberla dotado de una infusión de energía. Contrario a la Guerra Fría, China ni siquiera exporta su modelo político, nunca lo ha hecho, pero acoge gustoso a quienes golpean en su puerta buscando refugio geopolítico, independiente de la naturaleza de su régimen. “Autócratas del mundo, Beijing os espera”.

Las democracias occidentales lideradas por un Estados Unidos que sobrevivió, quizás, los tremores iliberales de la administración Trump y una Europa hasta hace pocos meses fragmentada y sin norte geopolítico, descubrieron con la invasión de Rusia a Ucrania, la fragilidad del orden internacional basado en normas y valores, y entendieron la necesidad de unirse y fortalecerse para proteger sus valores supremos: la democracia y las libertades. Habrá que ver si esa dinámica prevalece o se va esfumando con el tiempo.

Por lo tanto, la división izquierda-derecha, anacrónica por estos días, deja su lugar a una disputa global entre la democracia liberal y populismos autoritarios de variados pelambres que, con una retórica de izquierda o derecha, nacionalista, anti-elites, de ‘cambio’, mesiánica y de soluciones facilistas, constituyen proyectos políticos antidemocráticos con intenciones de socavar el Estado de derecho para enquistarse en el poder y beneficiarse del mismo.

Sigue en Twitter @marcospeckel