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La tragedia de Gaza

Lo natural para un público insatisfecho con su situación, ya sea política, económica o social, es protestar contra su liderazgo. Pero en Gaza, que es manejada sin piedad por la organización islámica radical Hamás, la protesta contra sus gobernantes es imposible.

20 de mayo de 2018 Por: Marco Sermoneta

Lo natural para un público insatisfecho con su situación, ya sea política, económica o social, es protestar contra su liderazgo. Pero en Gaza, que es manejada sin piedad por la organización islámica radical Hamás, la protesta contra sus gobernantes es imposible. Esta es la razón por la cual los recientes disturbios están organizados por Hamás, y están dirigidos contra un partido que no controla Gaza y que extiende su mano en paz: Israel.

Hamás llama abiertamente a la destrucción de Israel, y desde que tomó el control en Gaza, ha dirigido todas sus energías y todos los recursos y bienes que ingresan allí a su objetivo principal: desarrollar infraestructuras terroristas para dañar a Israel y a sus ciudadanos, cueste lo que cueste. Ampliamente financiado por Irán, Hamás enseña a sus jóvenes a odiar a los judíos y a Israel, los educa para convertirse en terroristas y los utiliza cínicamente como escudos humanos.

El resultado de estas políticas se ha visto durante años: ataques suicidas; disparos indiscriminados de cohetes hacia la población israelí y túneles de ataque en nuestro territorio. Desde el 30 de marzo, se ha visto en los disturbios violentos y premeditados en la frontera con Israel, usados para ocultar los intentos de invadir Israel y cometer actos de violencia y terrorismo.

Las amenazas de líderes de Hamás de “arrancar los corazones” de los judíos y los mapas publicados en sus redes sociales con direcciones para llegar a comunidades israelíes no dejan dudas sobre las verdaderas intenciones de estos alborotadores, independientemente de la manera en la cual la mayoría de los medios opta de presentarlos. Este lunes, terroristas de Hamás colocaron explosivos en la cerca para intentar irrumpir en territorio israelí, otros arrojaron bombas molotov o dispararon contra nuestras tropas.

Con un régimen terrorista islamista al otro lado de la frontera que cree que su misión es destruirnos, Israel está obligado a defender a sus ciudadanos de una masiva invasión hostil. Si se permitiera que miles de personas empeñadas en la violencia y la destrucción cruzaran la cerca, en minutos estarían dentro de comunidades y ciudades israelíes cerca de la frontera, y la pérdida de vidas sería mucho mayor de lo que ha sido hasta ahora. Ningún país soberano puede abstenerse de proteger a sus ciudadanos contra tal amenaza.

Israel ha hecho todos los esfuerzos posibles para contener los disturbios violentos, evitando en la medida de lo posible cualquier pérdida de vidas, y empleando una amplia gama de medios de dispersión no letal. Pero contra aquellos involucrados en violencia que amenaza la vida son objetivos legítimos, se tuvo que utilizar, como último recurso, medidas más contundentes.

Es lamentable que muchos medios se precipitaran a atribuir a Israel las peores intenciones y acciones, a costa de la razón y la decencia, así haciéndole el juego a Hamás. Ellos recibieron la respuesta a sus injustas condenas directamente de un alto funcionario de Hamás, Salah Bardawil, que admitió que 50 de los 62 muertos en los disturbios eran sus terroristas.

En fin, mientras Hamás sigue poniendo sus intereses genocidas por encima del bienestar y la prosperidad de su pueblo, la responsabilidad a cualquier pérdida de vidas civiles incumbe directamente a esta organización terrorista, de manera igual que el sufrimiento causado a los habitantes de Gaza.

* Embajador de Israel en Colombia