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¿Y el ‘mastergate’ colombiano?

En un país polarizado y con tantas verdades por contar lo justo sería escuchar las versiones que incluyen a las víctimas y victimarios, donde quiera que estén allí las fuerzas militares.

9 de diciembre de 2018 Por: Mabel Lara

La polémica por la designación del profesor Vicente Torrijos para dirigir el Centro de Memoria Histórica dio pie para recordar el episodio de masters, títulos, posgrados y tesis falsas que en España se denominó ‘mastergate’ y tumbó a varios funcionarios del más alto nivel de representación política.

El profesor Torrijos, a quien conocí como analista político en varios medios de comunicación, estuvo en el ojo del huracán la semana anterior al ser considerado como el sucesor de Gonzalo Sánchez el exdirector del centro de Memoria histórica. La elección de Torrijos fue rechazada de entrada por su trabajo como asesor en las fuerzas militares y por su clara línea política de derecha que algunas víctimas rechazaron.

Sería una real injusticia considerar que sólo el Centro de Memoria Histórica debería ser dirigido por personas de izquierda o exlíderes de derechos humanos; en un país polarizado y con tantas verdades por contar lo justo sería escuchar las versiones que incluyen a las víctimas y victimarios, donde quiera que estén allí las fuerzas militares. Pero la polémica no surgió por la posición política del profesor Torrijos, se dio por su título de doctorado que según indicó el portal la Silla Vacía nunca obtuvo.

Más allá de la posición de la Universidad del Rosario, donde ejerció por más de 9 años el profesor, y de qué fue primero, si la renuncia o el retiro; lo que está en mora en Colombia es un debate de fondo sobre los títulos, las maestrías y los doctorados falsos.

El alcalde Enrique Peñalosa y Gustavo Petro también fueron señalados por casos del mismo tenor y se cuentan por docenas las evidencias de funcionarios que en Colombia están en el poder o ejecutando proyectos estatales con cartones de mentiras.

En España, el mismo escándalo llevó a la investigación de una veintena de políticos que incluyen al presidente Pedro Sánchez y al propio rey de España Felipe VI. Pero lo realmente interesante son las dimisiones: Cristina Cifuentes, expresidenta de la Comunidad de Madrid, renunció a su cargo cuando se dio a conocer que falsificó las notas de un máster otorgado por la Universidad Rey Juan Carlos. Y el pasado septiembre la ministra de Sanidad Carmen Montón salió del cargo por un máster universitario falso.

La gran diferencia es que en este país nos hemos acostumbrado a que no importa cuál sea la falta o la incapacidad, jamás, por vergüenza o ética, nadie renuncia a un sillón. Por eso es de admirar que el profesor Vicente Torrijos se hiciera a un lado para evitar nuevas confrontaciones y ya tendrá tiempo de explicarle al país sobre los señalamientos de contratos con el Estado que exigían su cargo doctoral.

Ahora bien, la pregunta que surge en medio de todo esto es ¿cuántos de nuestros políticos y funcionarios aguantarían una revisión exhaustiva de títulos, posgrados y tesis? Deberíamos retarlos, en aras de las responsabilidades de sus cargos y de la democracia.

Sigue en Twitter @MabelLaraNews