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¿Mujeres, cómo vamos?

Si de 100 habitantes 53 somos mujeres, la ciudad debería organizarse para el goce efectivo de los derechos de estas mayorías, disminuyendo las inequidades, atendiendo sus necesidades y especialmente, sacándolas de la pobreza.

25 de septiembre de 2022 Por: Mabel Lara

Se publicó recientemente la encuesta ‘Cali cómo vamos’, una mirada cuantitativa a la equidad de género en Cali y Yumbo. La Ciudad de las Mujeres, título del informe, presenta una radiografía de las condiciones sociales, económicas y educativas en nuestra región.

Como sucede en el resto del país somos mayoría: 53 de cada 100 habitantes somos mujeres (1.270.017), están solteras (de 100 mujeres 31 no tienen pareja) o viven en unión libre (27 de cada 100).
Frente a la composición de los hogares “55 de cada 100 viven en arriendo, mientras 30 de cada 100 tienen vivienda propia y, los estratos 1 y 2 son los más comunes (59 de cada 100 vivían en estos estratos).

Una de las primeras conclusiones es que nuestras mujeres están empobrecidas y las posibilidades del ascenso social se encuentran limitadas frente a la calidad de la educación, el enfoque diferencial de la política pública y especialmente la visibilidad de sus necesidades.

En los niveles educativos, 33 han alcanzado la educación media, 23 la básica primaria, solo 19 la educación superior, 18 la básica secundaria, 2 preescolar y 4 no tenían ningún nivel educativo.

72 de cada 100 considera que la oferta académica en educación superior no atiende las necesidades de la región y 63 de cada 100 dicen estar insatisfechas con la educación que recibieron sus hijos, jóvenes, niñas y niños durante el 2021.

Estos dos factores: pobreza y educación sumados al uso del tiempo libre (el número de mujeres que se dedicó a oficios del hogar fue 7 veces mayor que el de los hombres 44 % vs 6 %) y la brecha salarial, denotan una realidad que poco ha sido atendida.

Sorprende como los esfuerzos en materia de atención han sido insuficientes porque como vamos, vamos mal. Cali necesita con urgencia política pública de emergencia, disruptiva y prioritaria con enfoque de género.

La ciudad debería desde ya comprometerse con presupuestos públicos diferenciales, los famosos PEG (‘Presupuestos con enfoque de genero’) de ONU Mujeres, cuyo objetivo es remediar y compensar las desigualdades en educación, acceso a créditos, trabajos no remunerados y erradicación de la discriminación y la violencia.

La ciudad tendrá que hacer más temprano que tarde un ejercicio básico de administración y establecimiento de prioridades. Si de 100 habitantes 53 somos mujeres, la ciudad debería organizarse para el goce efectivo de los derechos de estas mayorías, disminuyendo las inequidades, atendiendo sus necesidades y especialmente, sacándolas de la pobreza.

Aumentar la igualdad económica de las mujeres reduciría el índice de pobreza en toda la humanidad y Cali tiene que ponerse a trabajar en este asunto.