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Madurar

Es momento de que las instituciones recuperen legitimidad, igual que los partidos. El cansancio debe sacarnos a escoger transformaciones sociales.

15 de marzo de 2021 Por: Vicky Perea García

Estamos listos. A sólo un año de las elecciones al Congreso de Colombia los candidatos presidenciales ya hacen fórmulas, suposiciones y encuentros con miras a las elecciones 2022.

Para los politólogos expertos lo que está en juego es la nueva Colombia. Después del proceso de paz con el aumento de los cultivos ilícitos, las fuerzas del orden de las disidencias y los pequeños clanes lo que ahora sí está en disputa es el poder nacional y el interrogante, ¿este país para dónde va?

La satisfacción de los colombianos con la democracia cayó a sus niveles más bajos en los últimos 17 años, según el último informe del Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes: ‘Colombia 2020, un país en medio de la pandemia’.

El 18% de los encuestados se mostró apenas satisfecho con la democracia en Colombia frente a los años anteriores en el que estuvieron los porcentajes entre el 29% y el 31,4%.

Estamos mamados, cansados, agotados y sin ganas de creer en nadie. La forma de hacer política nos agobia, y a quienes tenemos hijos nos genera dolor en el alma sin saber qué posibilidades de transformación tiene un país como el nuestro.

La pandemia ha dejado ver nuestros temores y hartazgo: La misma encuesta de los Andes identifica niveles bajos de confianza en las tres ramas del poder: ni el Presidente, ni el sistema de justicia ni el Congreso alcanza un porcentaje del 40%.

La política tradicional no convence y aquí es donde los populistas cazan adeptos. En terrenos similares Bolsonaro, Chávez, Trump o el mismísimo Viktor Orba encontraron la semilla para hacer germinar regímenes autocráticos que desgatan las libertades en épocas de elecciones.

Es momento de que las instituciones recuperen legitimidad, igual que los partidos. El cansancio debe sacarnos a escoger transformaciones sociales.

Colombia es un país adolescente que debe llegar a su madurez. No es posible que vecinos cercanos sigan avanzando en política social, infraestructura, economía sostenible y nosotros todavía debatiendo sobre conceptos del siglo pasado.

La encuesta de los Andes evidencia que somos otro país: a la pregunta de cuál es nuestro principal problema el 36,5 % de los encuestados respondió que la salud y que el conflicto armado y la corrupción son apenas unas inquietudes con el 8,6% y el 15,8% respectivamente.

El llamado de guerra de ‘Pilas con el 2022’ es un aviso del país que está a punto de parirse lejos del cansancio y la apatía. Suena muy cliché aquello de “su voto cuenta”.

Pero sin duda el parteaguas histórico nos tiene que llevar a pensar en cambiar, transformar o mutar a una nación madura. No podemos seguir viéndonos al ombligo mientras el mundo avanza y progresa, es tiempo exigir y pedir cambios de fondo.

Sigue en Twitter @MabelLaraNews