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Las superpoderosas

No es posible que estemos construyendo una sociedad mojigata donde se premien el machismo y la discriminación hacia las mujeres en el deporte.

3 de marzo de 2019 Por: Mabel Lara

Dos tardes a la semana, sin falta mi familia y yo nos disponemos a emprender una larga travesía para acompañar a mi pequeño hijo de tan sólo cinco años a entrenar su deporte favorito, el fútbol. El barullo al llegar al entrenamiento da para escribir toda una novela deportiva cargada de expectativas, temores, orgullo y altivez de cada una de esas familias que creen y sueñan con un Messi o Ronaldo en su casa.

Una de esas tantas tardes, al salir de uno de los entrenamientos, mi hijo me dijo que en su clase había un niño que jugaba muy bien, como él, pero que había una sola persona que era muy mala jugadora, que no sabía qué hacía allí, porque sólo los niños eran buenos para el fútbol. Mi pequeño macho en potencia se refería a la única mujer de su grupo, la niña de las cintillas.

La niña de las cintillas es una pequeñita que todos los días del entreno, en medio de toda esa incipiente testosterona, se abre camino más allá de las burlas, las miradas fiscalizadoras y los comentarios misóginos de sus compañeros, para cumplir el sueño de ser una mujer futbolista.

Lo que a mí me aterró de ese momento fueron las expresiones de mi hijo. En mi corazón de mamá purista me sentí frustrada porque siempre en casa nos hemos considerado liberales, incluyentes y respetuosos, por eso una y otra vez me preguntaba ¿quién le había dicho esa frase a mi hijo? ¿De dónde la había aprendido si en casa jamás nos referimos así? ¿Cómo se creó semejante estereotipo? Y lo que era peor, ¿qué pensaría aquella chiquilla de cintillas al sentirse burlada por esos machos en ciernes con ínfulas de campeones?

Estas últimas semanas que se ha destapado la olla podrida del fútbol colombiano donde los directivos han expresado las frases más ignorantes y misóginas que se hayan podido escuchar sobre las mujeres en el fútbol, la imagen de aquella niña de cintillas ha vuelto a mi cabeza.
No es posible que estemos construyendo una sociedad mojigata donde se premien el machismo y la discriminación hacia las mujeres en el deporte. En pleno Siglo XXI no es posible que mientras el mundo se abre cada día más a la posibilidad de romper los estereotipos y vincular a las mujeres en todas las esferas, nosotros de la mano de directivos inoperantes estemos decidiendo cerrar la selección de mayores de fútbol femenino por las denuncias de abuso sexual, acoso laboral, falta de apoyo económico y discriminación que las mujeres se decidieron a contar.

Mi hijo como muchos de sus compañeritos construyen los estereotipos que periodistas, entrenadores y medios de comunicación estamos contando sobre la liga femenina, que pasa por el filtro de la espectacularización y la mirada prejuiciosa de una práctica milenaria. Necesitamos más referentes como Marta Vieira, Carli Lloyd, Ada Hegerberg, Nicole Regnier, y así les moleste a muchos su ‘tonito’, más referentes como la número 10 de la selección nacional, Yoreli Rincón.