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La generación perdida

En los últimos 18 meses aprendimos que la educación a distancia requieren de alineación entre tecnología, docentes y alumnos. Nuestra realidad distó mucho de lo que es una educación de calidad.

24 de octubre de 2021 Por: Mabel Lara

La pandemia nos ha mostrado su mueca más macabra. El duelo ya ocupa los primeros lugares de encuestas y análisis de organismos multilaterales de un factor que apenas estamos empezando a entender para avanzar en el desarrollo de América Latina.

Un revelador informe se ha dado a conocer en la academia para traducir en números y cálculos lo que hemos perdido por el confinamiento.
Algunos la llaman ya como la generación perdida y se relaciona con los cierres escolares, considerados como parte del arsenal de estrategias para enfrentar la pandemia, sin mucho conocimiento sobre los beneficios de los cierres ni entender los costos que asumieron los niños y los jóvenes.

Según en Banco Mundial América Latina es la segunda región con más días de cierre de instituciones educativas. El 94% de los países brindó algún tipo educación remota durante los cierres escolares. Las plataformas en línea, la televisión, la radio, los SMS, y las copias impresas del material de clase fueron algunas de las modalidades de enseñanza que se utilizaron para la continuidad del aprendizaje, con el cierre de las instituciones educativas se pusieron de relieve las altas inequidades en el acceso a las tecnologías para la educación a distancia.

En los últimos 18 meses aprendimos que la educación a distancia requieren de alineación entre tecnología, docentes y alumnos. Nuestra realidad distó mucho de lo que es una educación de calidad.

Para Unesco y el Banco Mundial, en tiempos de post-covid en los países de ingresos bajos y medios el 63% de nuestros niños y jóvenes no están leyendo y comprendiendo textos simples (antes de la pandemia era el 53%) 24 millones de estudiantes adicionales abandonaron el sistema escolar, 370 millones de niños en 150 países se quedaron sin comida escolar diaria. Se duplicaron los síntomas de depresión y ansiedad y más de 16 billones de dólares se perdieron en ingresos futuros. Estamos en la peor crisis educativa del siglo.

Y las salidas son limitadas para una región como América Latina de profundas inequidades. Por eso el llamado es a tomar acciones que aceleren la recuperación de los aprendizajes. lo que tenemos que asegurar es que los niños regresen a sus instituciones educativas, ponerlos al día y apoyar a los maestros.

El reto es titánico y todavía no hemos dimensionado lo que vamos a asumir con los niños que hoy están en la educación temprana, asustan las alarmas que enciende Unesco al llamarles la generación perdida con proceso de aprendizaje retrasados y lo que más aterra: con atrasos contundentes en sus procesos de relacionamiento social.

Estamos asumiendo una guerra por la educación y por nuestros niños y en mi caso como mamá, les quiero manifestar que ya en casa nos pusimos la camiseta, ojalá el compromiso sea más que suficiente.
Sigue en Twitter @MabelLaraNews