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Júpiter

Lo que pasó esta semana es una muestra de la negligencia y la estupidez de la burocracia que no tiene sustento en ninguna legislación y que no es la primera vez que sucede.

1 de marzo de 2020 Por: Mabel Lara

El león Júpiter, conocido por todos los caleños, encabezó una cruzada de atención nacional tras hacerse públicas las fotografías del estado de salud en el que lo halló su mamá luego de 10 meses de separación por una orden impartida por el Departamento Administrativo de Gestión del medio ambiente, Dagma.

Júpiter nació producto de una cesárea, es hijo natural de un papá y una mamá maltratados en un circo que llegó al Valle y que sobrevivió gracias a la gestión del veterinario Delio Orejuela, quien luego de restablecer su salud se lo entregó a Ana Julia Torres responsable desde hace 29 años del refugio silvestre Villa Lorena, famoso en la ciudad por su labor en la protección de los animales ultrajados en circos, casas de narcos y traficantes ilegales.

Tigres de bengala tuertos, leonas con supuraciones producto de los abusos de los adiestradores de circos, reptiles cojos, caballos rencos, elefantes ciegos, aves sin sus alas fueron algunos de los animales que encontraron un hogar de protección en el refugio nutrido por los mismos policías ambientales y el Dagma, que hace diez meses se llevó a Júpiter a un zoocentro en Montería, Córdoba.

Sorprende y molesta que esos mismos animalistas furibundos presionaron a las autoridades para sacar al león de Villalorena y alejarlo tan lejos como fuera posible de su mamá, que como ella misma me cuenta, estaba a 42 grados bajo el sol, tirado a su suerte sin alimentarse y a 30 minutos en carro desde la casa donde habitan sus cuidadores.

Lo que pasó esta semana es una muestra de la negligencia y la estupidez de la burocracia que no tiene sustento en ninguna legislación y que no es la primera vez que sucede. Hace algunos años las mismas autoridades sacaron del refugio a dos pumas, uno mocho sin dientes, ni garras, y a unos tigrillos para ubicarlos en las instalaciones del Dagma y con el paso de los días se conoció que murieron en extrañas circunstancias electrocutados.

Ojalá la cantidad de lagartos que aparecieron para tomarse la foto con Júpiter nos ayudarán a buscar quiénes fueron los culpables de la decisión sobre el león y cuál es la política pública que se está llevando a cabo en la región en temas de protección animal.

Semejante arbitrariedad debería tener una sanción que les ayude a entender a los servidores públicos que los animales son sujetos de derechos y es su responsabilidad velar por su bienestar.

Sigue en Twitter @MabelLaraNews