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Transición sí, pero no así. Más hidroeléctricas y menos deforestación.

9 de octubre de 2022 Por: Vicky Perea García

Todos dicen saber de qué se trata, pero pocos realmente han aterrizado la cacareada transición energética en Colombia, que ahora pretende llenarnos de plantas solares y eólicas costosísimas, para reemplazar nuestra matriz energética sin entender de fondo la realidad local.

La raíz del problema del cambio climático radica en los GEI (gases efecto invernadero) que no son otra cosa que gases en la atmósfera que retienen parte de la radiación térmica emitida por la superficie terrestre, provocando el calentamiento global.

El mundo produce cincuenta mil millones de toneladas métricas de CO2 eq / año (50 gigatoneladas). En Colombia producimos trescientos millones de toneladas métricas de CO2 eq / año (0,3 gigatoneladas). Es decir, producimos el 0,6% del total de emisiones del planeta.

Si bien todos los que habitamos esta única tierra estamos en riesgo por el calentamiento global, Colombia le entrega al mundo pocos GEI porque aún somos un país verde y de baja industrialización. Por ello la obsesión reciente por la transición energética y los ataques al sector energético como responsable principal de la catástrofe ambiental no solo están desenfocados, sino que son producto de la desinformación y el sectarismo.

La expansión de la frontera agropecuaria, colonización, construcción ilegal de obras de infraestructura, cultivos ilícitos, consumo de leña, incendios forestales y producción de madera para la industria, están deforestando al país y este fenómeno sigue siendo el principal factor que más emisiones CO2 genera representado en un 60%. En contrapartida el sector energético, según la bienal de cambio climático 2022, aporta solo 5% de GEI por una razón fundamental: el papel de las hidroeléctricas.

En el mundo el carbón es la fuente más usada para generar energía eléctrica (35%), sin embargo, nosotros hacemos parte del circuito de naciones de producción limpia dependiente de la hidroelectricidad, que es aquella que se genera al transformar la fuerza del agua en energía.

En otras palabras, el problema del cambio climático local está en el sector agropecuario, la deforestación y los residuos que explican nuestras emisiones de GEI.

Más allá de la necesidad urgente de hacer un tránsito a energías renovables, que es el futuro de la preservación medioambiental y el camino que deberíamos andar desde hoy para disfrutarlo en 10 años, el país puede realizar su transición energética de manera justa y organizada.

De qué vale llenarnos de energías renovables costosísimas, marchitando desde ya a sectores como el de hidrocarburos que bien podrían financiar este proceso de tránsito, sin aterrizar en nuestra realidad social, ambiental, económica y energética.

Transición sí, pero no así. Más hidroeléctricas y menos deforestación. Y eso sí, menos, mucho menos activismo.

Sigue en Twitter @MabelLaraNews