El pais
SUSCRÍBETE

El cafetal vallecaucano

Un gremio con 90 años de existencia ha cosechado mucha experiencia, y entre ellas está la taza de café valluna que es, además, una excelente noticia sobre la diversificación de la economía del departamento.

16 de julio de 2017 Por: Luis Felipe Gómez Restrepo

Los especialistas catadores caracterizan el perfil de taza del café vallecaucano como de aroma intenso, con una acidez media y un cuerpo también medio. Al alzar la taza de la celebración de los 90 años de la Federación Nacional de Cafeteros, debemos decir: el Valle es también café.

El Comité de Cafeteros del Valle del Cauca reporta que tradicionalmente se produce un excelente café en sus 39 (de 42) municipios cafeteros, que tienen más de 60 mil hectáreas sembradas, y que, con su apoyo, los productores han desarrollado la capacidad de producir un café con importantes estándares de calidad, aumentando así sus niveles de producción y obteniendo mejores precios. Se vienen desarrollando programas de certificación y verificación en sellos y normas, que buscan proteger el medio ambiente y mejorar la calidad de vida de nuestros caficultores.

La Federación Nacional de Cafeteros tiene el reto de mantener la caficultura a tono con las condiciones de mano de obra, conjuntamente con la volatilidad climática, los vaivenes del mercado internacional y la tasa de cambio. Otro de los retos es lograr un comercio internacional justo, ganando en exportación de valor agregado para arrebatar participación en la distribución del ingreso que paga el consumidor final. La estructura del comercio externo está controlada por grandes empresas, analistas como Aurelio Suárez, muestran que los países productores se quedan sólo con el 10% del valor global del mercado a consumo final. Sencillamente una inequidad aberrante con los caficultores. En la Universidad Javeriana abrimos un café, Garitea, impulsado por dos asociaciones de productores de café orgánico y en la línea de comercio justo, remunerando al productor debidamente.

La tradición gremial de la Federación ha dejado un legado fundamental en la consolidación de la cultura cafetera, pero es necesario que se examine y revise sus políticas y su modelo de gestión. Tradicionalmente se ha criticado, la manera de operar de la Federación en su doble posición como agente en el sector y determinador de la política. Hay reservas sobre la proporción de traslado de recursos a los Comités Departamentales, frente al porcentaje que se queda en la oficina central, pues la atención de los caficultores rasos es clave y para ello hay que fortalecer los ingresos de los Comités. Igualmente, los recursos de la contribución cafetera deben destinarse exclusivamente a temas de fomento y operación vinculados con el café y no a suplantar al Estado en las regiones.

Según el último informe publicado por el Comité de Cafeteros del Valle del Cauca, que es del año 2015, sus actividades se enfocaron en promover la sostenibilidad y competitividad. Al cierre de ese año, el Valle contaba con 64.400 hectáreas sembradas en café, 26.048 fincas y 23.461 caficultores. Durante esta vigencia se ejecutó $31.155 millones en obras, proyectos y programas de inversión social, de los cuales el 52 % correspondió a infraestructura comunitaria, el 8 % a infraestructura domiciliaria, el 18 % a competitividad de la caficultura, el 18 % a protección del medio ambiente y el 4 % a educación formal.

Un gremio con 90 años de existencia ha cosechado mucha experiencia, y entre ellas está la taza de café valluna que es, además, una excelente noticia sobre la diversificación de la economía del departamento.

* Rector Universidad Javeriana Cali

Sigue en Twitter @RectorJaveCali

AHORA EN Luis Felipe Gomez Restrepo