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Discusión abierta e informada

La transición de Cali a ser un distrito especial y su implementación puede ser una gran oportunidad para repensarnos a fondo la ciudad. Aprovechémosla con un amplio diálogo.

2 de diciembre de 2018 Por: Luis Felipe Gómez Restrepo

En marzo de 2016, el Concejo de Cali en pleno emite una resolución con concepto favorable al proyecto de ley que buscó elevar al municipio de Santiago de Cali a la categoría de ‘Distrito Especial’. Dicho concepto fue entregado a la Comisión de Ordenamiento Territorial del Senado de la República, que también emitió, pasadas unas pocas semanas, concepto favorable al proyecto de ley.

Desde la sanción, en agosto de este año, de la Ley 1933, que categoriza a Santiago de Cali como Distrito Especial, y en los múltiples espacios informativos preparados por la academia, la ciudadanía y el sector empresarial, poco hemos escuchado a la Alcaldía. En octubre de este año se conoció que el Alcalde designó a Alejandro Becker, de la Secretaria de Gobierno, como gerente del proyecto, el cual busca definir la hoja de ruta o plan de transición hacia la adopción de la figura distrital. Hasta la fecha no sabemos qué actividades se han venido desarrollando por parte la Alcaldía o el papel que los distintos sectores interesados asumirán en la construcción del plan de transición e implementación, de esta nueva organización que adoptará Cali. En palabras del propio Becker “al menos seis años durará la transformación de Cali de municipio a Distrito, lo que implica no solo una reforma a cómo se administra la ciudad, sino a cómo se ven sus mismos habitantes, que ya no vivirán en 22 comunas sino en máximo 8 localidades”.

Sabemos que no es tarea fácil proyectar, adaptar y sobre todo concretar, la administración a los cambios territoriales, políticos, administrativos y fiscales que se derivan de una transformación, que nos tocará a todos, tarde o temprano.

Por ello, es muy importante reconocer las implicaciones que apareja la figura distrital, tales como: la reorganización del territorio en localidades, que funcionarían como pequeños gobiernos locales con un alcalde menor y una junta local; la redistribución de competencias entre las alcaldías menores y la alcaldía mayor; la definición de presupuestos, entre otras. Este proceso se dará en medio de las elecciones locales, lo cual supone un reto adicional, pues siempre hay quienes quieren pescar en río revuelto, por lo que debemos contar con los mecanismos para blindar y permitir el normal desarrollo de la transformación de Cali.

Una de las herramientas más útiles, es la discusión abierta e informada, en donde todos los sectores interesados puedan participar y aportar en la construcción de soluciones. La actual administración ha dicho que, para agosto del 2019, presentará al Concejo Municipal el plan de implementación distrital. Pero antes de que esto ocurra, hay que generar espacios adecuados para la formación de consensos alrededor de la prospectiva de nuestra ciudad y región. Así pues, no sólo se deben convocar los distintos sectores y grupos sociales de Cali, sino también involucrar a actores de la academia y del mismo departamento, en una perspectiva supramunicipal y regional. Aquí será clave un enfoque de gestión y planeación del territorio teniendo en cuenta el plan de ordenamiento territorial para el Valle del Cauca.

La transición de Cali a ser un distrito especial y su implementación puede ser una gran oportunidad para repensarnos a fondo la ciudad. Aprovechémosla con un amplio diálogo.

* Rector Universidad Javeriana Cali

Sigue en Twitter @RectorJaveCali

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