El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

¡Viva el fútbol!

¡La gran fiesta del Mundial de Fútbol en Rusia me llena de felicidad! Sin ser una fanática del juego, me brinda la oportunidad de evadirme -por una duración de un mes y tres días- de tantas angustias que envenenan la vida (políticas, económicas, sociales, de salud)

14 de junio de 2018 Por: Liliane de Levy

¡La gran fiesta del Mundial de Fútbol en Rusia me llena de felicidad! Sin ser una fanática del juego, me brinda la oportunidad de evadirme -por una duración de un mes y tres días- de tantas angustias que envenenan la vida (políticas, económicas, sociales, de salud) y vibrar, con emoción ante el espectáculo de los partidos disputados. Lo necesito así como lo necesita todo el mundo. Aún para elegir presidente de Colombia, de manera más serena. De allí el extraordinario entusiasmo que sentimos por el Mundial y el interés multitudinario que suscita. Ojalá que los ‘malvados’ no nos dañen el momento.

Lo cierto es que por su enorme poder de penetración, el ideal futbolístico se ha deteriorado. Hay quienes lo llaman “el deporte de todos los vicios” o “una pasión absurda y devoradora”. Y en gran parte tienen razón. Los billones de aficionados no son ingenuos y lo saben. Sin duda resienten la corrupción endémica de sus dirigentes y el escándalo del 2015 que involucró a la Fifa y a su gran patrón Sepp Blatter, lo ha desacreditado.

También molestan los salarios astronómicos de los jugadores que corroen los corazones e invitan al fraude; inquieta el juego sucio no castigado como sucedió con la inolvidable ‘mano de Dios’ de Maradona o más recientemente el brazo quebrado del egipcio Mohamed Salah por un Ramos evidentemente malintencionado; igualmente asusta el llamado de un prominente líder deportivo palestino a quemar la camiseta de Messi y las amenazas físicas a jugadores si el equipo argentino viajaba a Israel a jugar un partido amistoso -por seguridad y temor por la vida de los participantes, el partido fue cancelado-.

Por otra parte, irritó profundamente la atribución del próximo Mundial a Qatar, por razones que nada tienen que ver con el fútbol y contra candidatos más calificados para organizar el evento. Y qué decir de la politización de los juegos o del elemento religioso que ciertos jugadores le quieren imponer al rezar ostentosamente después de marcar un gol para agradecer a ‘su’ Dios de favorecerlos por encima de oponentes -quizás igualmente creyentes-; una práctica que debe quedar prohibida y el deporte totalmente secularizado. El mismo sistema autoritario del gobierno ruso que en estos momentos recibe el Mundial es de conocimiento general, pero se trata de ignorar -aunque sea por un rato- para solo pensar en las virtudes del deporte y los momentos felices que nos regala.

Lo cierto es que a pesar de todos los males que lo minan, el fútbol sigue siendo el deporte más democrático del mundo. Suele brotar dentro del pueblo y en sus estratos más bajos, en la calle y los patios traseros de las casas más modestas. Y crece en este ambiente nada elitista fomentando amistad, lealtad, competitividad y justicia. Sin ningún criterio de discriminación social o racial. Así se creó y así debe perdurar. Lo hace, con dificultad, a pesar de las presiones de los fanáticos que buscan distorsionar sus intenciones y del dinero que lo inunda y lo corrompe. Su ‘mundialización viciosa’ sigue siendo feliz y colma los estadios. El gran público que lo sigue, lo salva al exigir un juego más limpio e independiente del peso económico o político, ¡con victorias gloriosas y derrotas también gloriosas! ¿Será posible? Los dirigentes se ven obligados a complacer. Un ejemplo: este año el Mundial introdujo el video para mejorar el arbitraje. Y aunque la justicia perfecta no existe, es un progreso porque las reglas respetadas mejoran el juego y el ambiente en los estadios y en las casas de millones de aficionados.

Entretanto, Rusia no ha ahorrado esfuerzos para brindarnos el mejor Mundial de la historia. Putin nos quiere mostrar grandeza, nobleza, modernismo y la capacidad de ser el mejor anfitrión. Le deseamos la mejor suerte y... ¡nosotros a disfrutar de lo lindo, y apoyando a nuestra bella Selección colombiana!