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Trump, para bien y mal

Imposible no hablar de Donald Trump. El presidente norteamericano se las arregla para estar en todo, discutiendo, peleando, sorprendiendo, inquietando, horrorizando.

21 de febrero de 2019 Por: Liliane de Levy

Imposible no hablar de Donald Trump. El presidente norteamericano se las arregla para estar en todo, discutiendo, peleando, sorprendiendo, inquietando, horrorizando. Para bien y mal. Van impresiones mías sobre tan confuso personaje. Primero sus aciertos:

Venezuela: Toca reconocer que si Nicolás Maduro y su banda de malhechores caen sería gracias a Donald Trump, quien fue implacable contra el gobierno chavista desde el primer momento. Lo censuró, señaló sus abusos y decretó duras sanciones en su contra. Al contrario de sus predecesores que lo criticaban en forma blanda y nada efectiva mientras el pueblo venezolano sufría y pedía ayuda.

Es más, parece que la designación y el reconocimiento inmediato de Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela fueron dirigidos conjuntamente entre opositores venezolanos y Washington. Y van por buen camino. Toca aceptarlos y no obstaculizarlos con argumentos sobre intereses petroleros que perdieron validez. En estos momentos Estados Unidos nada en petróleo y el pueblo venezolano, acosado por el hambre y el corrupto manejo del gobierno chavista necesita ayuda. Trump se la brinda sin equívocos.

Irán: El régimen de los ayatolás, que cumple 40 años de vida, discrimina a las mujeres, persigue a las minorías, ahorca a los homosexuales, castiga la libre expresión e interfiere militarmente en un sinnúmero de países vecinos como Líbano (Hezbollah), Siria (sostiene a Bashar el Asad y el genocidio que perpetra contra su pueblo), Yemen (en guerra fratricida de sunitas contra chiítas), Israel (que jura borrar del planeta), además de otras interferencias terroristas lejanas en Europa, Estados Unidos, Venezuela, Argentina y más. Aun así nunca fue molestado hasta que Donald Trump llegó y se separó del acuerdo que los occidentales firmaron con Teherán con la ilusión de frenar sus ambiciones nucleares, aunque no daba las garantías necesarias para su cumplimiento. Trump vetó el acuerdo y decretó severas sanciones en contra del gobierno iraní a cambio de aperturas democráticas y una renuncia clara y contundente en materia de nuclearización. Y va por buen camino.

Corea del Norte:
El muy próximo encuentro entre Donald Trump y Kim Jong Una muestra de que finalmente el dictador norcoreano comprendió que Estados Unidos puede castigarlo y derrocarlo si no se presta a una desnuclearización seria y a mejorar relaciones con el mundo exterior -en especial con Japón y Corea del Sur, aliados de los norteamericanos. Un logro que los predecesores de Trump no consiguieron a lo largo de años y de fracasados intentos.

Medio Oriente: No se puede minimizar el papel de Estados Unidos y de Trump en el debilitamiento de Isis (Estado Islámico). O en el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén oeste donde se encuentra la totalidad del gobierno israelí, para rendirse ante una evidencia y no seguir jugando con ambigüedades.

Las aspectos negativos de Trump son también muchos y serios. Es bocón, mal hablado, vulgar, machista, mentiroso y peligrosamente testarudo. Sus pataletas en relación con la construcción del muro entre México y Estados Unidos resultan infantiles e incluso cómicas si el proyecto no fuera tan costoso e inútil como lo aseguran sus opositores.

En todas las circunstancias el comportamiento de Trump es hostil, brutal y divisivo. Y radicaliza políticamente al país, favoreciendo a los extremistas de izquierda y derecha en contra de los ideales democráticos, propios de Estados Unidos. Un peligro que quizás lo inhabilita para otro mandato.