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Trump, Irán y la guerra

¿Habrá guerra? La gente se pregunta si la escalada de hostilidades entre Irán y Estados Unidos llevará a la guerra.

9 de enero de 2020 Por: Liliane de Levy

¿Habrá guerra? La gente se pregunta si la escalada de hostilidades entre Irán y Estados Unidos llevará a la guerra. Sin embargo, la guerra ya está, desde hace rato, en el Medio Oriente, claramente declarada y practicada. Pero ya no es la guerra de Estado contra Estado de antaño, con ejércitos nacionales movilizados los unos contra los otros, sino a la manera de ahora, con una modalidad nueva del Siglo XXI y por medio de operaciones soterráneas cuyo objetivo consiste en hacerle el mayor daño al enemigo sin mostrar la cara ni arriesgar muchas vidas.

Curiosamente, en la mayoría de los casos estas guerras se libran en terrenos ajenos y utilizan combatientes aliados o comprados, no necesariamente nacionales. Irán interfiere en Siria -con la ayuda de libaneses, afganos y otros- para respaldar al dictador Bashar el Assad. Lo ha conseguido al costo de 500 mil vidas y un país arrasado contra quienes se oponen a Assad y lo quieren expulsar del poder; ellos, en gran parte vienen de países lejanos europeos, norteamericanos y otros y todos están en guerra.

Cuando los ayatolas en Teherán se reúnen rodeados de muchedumbres que gritan enardecidos “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte a Israel” y los exhortan a hacerlo, su comportamiento se llama ‘declaración de guerra’. Cuando en el año 2010 la Administración Obama lanzó demoledores ataques cibernéticos contra Irán (recuerdan el virus Stuxnet) eso también fue guerra. Cuando Trump impone severas sanciones para destruir la economía iraní, él está haciendo la guerra.

Cuando Irán sostiene y alimenta un poderoso ejército en Líbano llamado Hezbollah (calificado terrorista en el exterior) para atacar a Israel, eso es guerra. Cuando Israel destruye en Siria los convoy de armas de Hezbollah que se acercan a sus fronteras, eso significa guerra. Cuando Irán cierra el estrecho de Ormuz o lanza cohetes sobre las infraestructuras petroleras sauditas utilizando a los hutis yemenitas, el gobierno iraní le está haciendo la guerra a Arabia Saudita...

Los ejemplos son numerosos, en especial en el Medio Oriente. Por lo tanto el asesinato selectivo del general iraní Qasem Soleimani también fue guerra, en su nueva modalidad. La diferencia es que esta vez el mismo Presidente de Estados Unidos se responsabilizó personalmente del suceso y la víctima resultó el General más poderoso de la cúpula de gobierno de Irán e incluso de toda la región. Se dice que Soleimani manda en Irán, pero también en Líbano y Siria por medio de un organismo militar de elite llamado ‘Al-Quds’ (Jerusalén en árabe) y cuya función esencial es exportar e imponer la revolución musulmana chiita a su alrededor; un liderazgo que -obviamente-los musulmanes sunitas resienten y rechazan.

Poco conocido en el exterior, Soleimani fue ‘revelado’ al gran público en el año 2013 por el periodista Dexter Filkins del New Yorker en un largo artículo (la prestigiosa revista lo volvió a publicar ahora) sobre su actividad en Irán y la región que lo convierte en el principal arquitecto de un nuevo Medio Oriente. El nombre de Solemani volvió a sonar cuando en días pasados fue derribado un dron norteamericano por Irán y Trump canceló las represalias por el incidente. Y cuando fueron bombardeadas casernas de Estados Unidos en Iraq y mataron a un contratista norteamericano. Y finalmente cuando milicias financiadas por Irán atacaron la Embajada estadounidense en Bagdad y estuvieron a punto de imitar lo sucedido en 1979 cuando los iraníes tomaron la Embajada de Estados Unidos en Teherán y secuestraron a sus ocupantes. Un recuerdo humillante y traumatizante para Estados Unidos y su presidente Jimmy Carter, que los norteamericanos de ninguna manera quieren repetir.