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Romper el silencio

En el Mundial de Qatar se habla de todo menos de fútbol

1 de diciembre de 2022 Por: Vicky Perea García

Con Internet y demás tecnologías nos comunicamos mejor y sabemos más. Los secretos para eludir verdades no perduran. De una manera u otra se destapan y se tienen que asumir. En estos días el mundo se encuentra inmerso en controversias varias. Entre ellas el Campeonato Mundial de Fútbol que se lleva a cabo en Qatar, un país diminuto pero dueño de riquezas infinitas que le proporcionan sus reservas petroleras tan necesarias para el desarrollo económico mundial.

Resulta que gracias a maniobras no siempre legales, Qatar logró la adjudicación del honor de organizar el campeonato contra su contendor Estados Unidos. Y celebró su inauguración de manera esplendorosa, como se esperaba. Ahora se encuentra en plena acción, dentro de suntuosos escenarios que las riquezas qataríes pueden pagar. Y solo ahora estallaron duras críticas sobre la escogencia de Qatar como sede del importante evento y con ello señalar el daño que se le hizo al deporte.

Consecuencia: en el Mundial de Qatar se habla de todo menos de fútbol. El deporte pasó a segundo plano para discutir de política, moralidad, derechos humanos, sobornos, trampas. De repente el rey está desnudo y Qatar no es el lugar conveniente para celebrar una fiesta deportiva en el verdadero sentido de la palabra. En la escogencia del país organizador del campeonato de la Fifa hubo trampas y sobornos billonarios.
Personalidades mundiales (veneradas) del deporte como Zidane, Platini o el mismo presidente actual de la Fifa, el suizo Giovanni Vincenzo Infantino, colaboraron sin pudor.

En Qatar se discrimina a las mujeres de manera medieval. Se maltrata y abusa de los migrantes que llegan a trabajar en masa de los países pobres africanos y lo hacen en condiciones de esclavos. Centenares de trabajadores mueren de agotamiento en el proceso. Qatar es una teocracia que no tolera el licor o el uso de vestimentas occidentales ligeras, consideradas pecaminosas. La homosexualidad es ilegal y la comunidad Lgbtqia+ prohibida y amenazada de castigos si llega a manifestarse abiertamente. Los costos de los estadios construidos para el evento resultan obscenos en un mundo pauperizado.

El fútbol que solía ser el deporte más igualitario se volvió el más desigual e injusto a la hora de revelar los escandalosos salarios de los jugadores o el elitismo y el racismo que hoy en día alberga. Las protestas y la menor crítica al régimen en el poder no se toleran -se captó cuando los jugadores del equipo alemán se taparon la boca para denunciar la censura o cuando otros jugadores quisieron llevar brazaletes arcoiris (símbolo homosexual) y fueron obligados a quitárselos.

Entretanto el Campeonato Mundial de Fútbol en Qatar sigue su curso sin mayores incidentes. Y sin ceder a las presiones de un mundo cada día más alcahueta y materializado. ‘Juego y circo' como en el tiempo del César para imponer su nefasto control. Y la arrogancia que le confiere tanto poder. Triste.

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En las redes sociales descubrí que en Uruguay el escritor y periodista (y poeta y traductor) de izquierda (extupamaro) Carlos Liscano sacó un libro titulado ‘Cuba, de eso mejor ni hablar’ para denunciar las violaciones de los Derechos Humanos en Cuba y acusar a los intelectuales latinoamericanos de izquierda de callar al respecto dentro de un silencio cómplice. No leí el libro todavía (no lo conseguí en Colombia) pero vi en YouTube entrevistas al autor que prometen levantar ampolla. Liscano critica severamente a nuestro Gabriel García Márquez por su amistad con los hermanos Castro. Hay que leer el libro para poder juzgarlo. Lo haré.