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¿Qué hace la ONU?

El mundo convulsionado que tenemos ante los ojos pone en relieve la...

18 de julio de 2014 Por: Liliane de Levy

El mundo convulsionado que tenemos ante los ojos pone en relieve la enorme falta del papel que debe asumir la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en tales circunstancias. Qué hace esta organización gigantesca que fue creada bajo el nombre de Sociedad de las Naciones después de la Primera Guerra Mundial, se transformó en Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial y cuya razón de ser es contribuir a la paz en el mundo y ayudar a solucionar los conflictos bélicos. Su incompetencia asombra. Parece obsoleta por falta de una revisión a fondo de sus intenciones y acciones. Los ejemplos del fracaso de la ONU son muchos: Irak, Sudán, Ukrania, Eritrea en pleno desmembramiento; Siria con sus 200 mil muertos; Malí, Somalia y las hordas tipo Boko Haram que aterrorizan a poblaciones en África; las primaveras árabes que se tornaron inviernos helados; el avance “djihadista” y las pretensiones de un nuevo califato ansioso de imponer la “Sharia” asusta y ahora la sangrienta guerra entre los palestinos de Hamás en Gaza e Israel que llega a 12 días de tragedia. Y la Onu ineficiente o ausente. Mejor liquidarla; el dinero que se ahorraría se necesita para organizaciones que de verdad ayuden a encontrar la paz.¿Qué se espera de una entidad tan costosa y pomposa como la ONU? Primero que se actualice. El mundo de hoy no es el mismo que cuando fue creada hace casi un siglo. En ese entonces eran unos 50 países sólidos y legítimos y el principio de soberanía y de Estado-Nación era sagrado. La no intervención en los asuntos internos de los países se consideraba de rigor. Pero el número de países que integran la ONU se cuadruplicó y se llenó de miembros cuya identidad y legitimidad siguen cuestionadas. De allí surgen los conflictos, los fanatismos, la violencia y las guerras. Y la necesidad de leyes onusianas bien reglamentadas y aplicadas con justicia. Además los extremismos religiosos, terrorismos, racismos, antisemitismo, discriminaciones y atropellos contra las mujeres ,maltratos a prisioneros de guerra, torturas, etc., deben ser vigilados, denunciados, condenados y sancionados. La ONU debe estar en condiciones de dar un arbitraje sereno en los conflictos e incluso intervenir militarmente con fuerzas especiales capaces de restablecer el orden y la justicia donde se necesitan. La ONU debe responsabilizarse de la paz en el mundo. Y contar con la autoridad moral para hacerlo. Y es lo que por desgracia le hace falta.El ejemplo mas flagrante de la incapacidad de la ONU es la guerra Hamás-Israel. Cumple casi dos semanas y sigue sin solución a la vista. Entretanto los enfrentados buscan desesperadamente un arbitraje fiable. Estados Unidos acaba sufrir un rotundo fracaso para negociar la paz entre los palestinos de Cisjordania de Mahmud Abbas e Israel y no quiere involucrarse entre Hamás e Israel. Fuera de declaraciones educadas para reconocer el derecho de Israel a defenderse de la lluvia de misiles que caen en forma indiscriminada sobre su población y pedir cautela al defenderse se desconectó del asunto. Europa despacho a su representante Tony Blair para emitir declaraciones parecidas. Egipto, sin ganas mediar, presentó un plan de cese el fuego aceptado por Israel pero rechazado por Hamás que ve en el Egipto anti-islamista del general Al Sisi un enemigo acérrimo. Turquía y Qatar apoyan a Hamás pero no gustan a Israel que los encuentra sesgados. ¿Y la ONU? ¡Inexistente! ¿Qué hacer entonces? Resignarse a que el buen sentido se imponga. En esta región del mundo, eso es imposible.